martes, 21 de agosto de 2007

Un día, dos grandes encuentros


Imagen de la obra Encuentro de Remedios Varo, tomada de: daturasinanistas.blogspot.com


Hoy asistí a una conferencia en a la que había confirmado desde hacía más de un mes. El tema era la condición femenina a lo largo de la historia y la daba un investigador y filósofo francés muy famoso en América Latina, por lo menos en México.
El auditorio, como era lógico, estaba repleto de mujeres y entre un cinco y un diez por ciento eran escuchas masculinos que venían a escuchar a otro hombre hablar sobre las mujeres. La conferencia, siendo francos, se quedó muy corta respecto a las expectativas que yo tenía y esa desilusión fue compartida con por lo menos una persona más.
En medio de esas mujeres interesadas en el feminismo, en los estudios de género y en la historia de las mujeres, me encontré a dos mujeres que tienen que ver con mi historia, la pasada y la más o menos reciente. Dos escenas de una vida que ya corre algunos años.
La primera no era una alguien con una relación directa a mí, sino que esta mujer estaba -y tal vez sigue estando- vinculada a La Internauta Italiana. Eran las mejores amigas e incluso recuerdo haber visitado a esta chica en su casa, cuando ella tenía otra pareja diferente a la actual y habíamos organizado una cena para cuatro adultos, que cada uno vivía solo pero que hacíamos un lindo dúo de parejas jóvenes y modernas. Ella me saludó con mucho gusto y eso me gustó. Fue afectuoso y, gracias a Dios, no salió el tema de La Internauta Italiana en la conversación. Me dio su tarjeta para que estableciéramos contacto nuevamente, me contó de su pareja actual, con la cual lleva ya cuatro años y me dijo que nos viéramos, que convesáramos, que no perdiéramos la comunicación. A mí me sorprendió porque, como digo arriba, no era exactamente mi amiga, sino la amiga de mi pareja y entonces como que tanto entusiasmo no me checaba exactamente. En fin, conversamos un par de cosas, nos actualizamos en torno a los desempeños profesionales y nos despedimos con mucho gusto de habernos encontrado. Ufff, el tiempo pasa y vamos acumulando muchas historias en la vida.
El segundo encuentro sucedió con una mirada justo antes de comenzar la conferencia y los saludos, abrazos y besos los tuvimos al final. Ella es La Francesa, una chica que me encanta y que me ha encantado desde el primer día en que la conocí. Bueno, desde el segundo día en que la ví, y que cada vez que nos encontramos me hace ponerme nervioso, me siento torpe y siento que me tiemblan las piernitas cada vez que estoy frente a ella. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos porque ella se había ido a vivir a otra ciudad y eso nos había hecho perder el contacto. Qué raro es, a veces, a pesar del mail y de todas las formas de comunicación que hay en la actualidad, de todos modos necesitas tener a la gente cerca para conservar una relación, ya sea de amistad o simplemente de conocidos que se caen bien.
La cosa es que a ella le dio mucho gusto encontrarse conmigo, me dio el número de su celular y me insistió en que nos viéramos. ¿Puedo adelantar una frase aquí que seguramente parecerá descontextualizada? Ella es exactamente lo que me recetó el doctor. Es linda, es inteligente, es divertida y es francesa, eso le da un plus a la hora de escuchar su acento. Me encanta. Desde que nos conocimos empecé como aquellas mujeres a las que les urge casarse, a pensar en cómo sería tener hijos con ella, cómo sería ser pareja de ella, cómo sería casarme con ella. Increíble. Uno no piensa esas cosas cuando conoce a alguien. Menos un hombre. Nosotros no pensamos eso cuando conocemos a una mujer que nos gusta. Sin embargo, a mí me pasó y volé con mi imaginación hasta mi matrimonio y mi casita con hijitos biculturales que tienen padres intelectuales.
Cuando llegué hoy a la casa de regreso del trabajo y ya relajado después de un rato de ver televisión, me masturbé pensando en ella y en lo rico que sería que ella se montara encima de mí y gozara de mi penetración a su ritmo y yo observando ese ritmo. Me gustó la imagen. Era tan amable, tan correcta, tan como debe ser para mí.
Mi francesa vive nuevamente en esta ciudad y entonces ahora tengo muchas más oportunidades de verla. Lo haré, nos veremos para conversar. Mañana, de hecho, la volveré a ver, pero en un entorno de mucha gente en el que me será difícil llamar su atención.
Saliendo de mi encuentro le llamé a La Mujer del Bosque para contarle este segundo encuentro. Se emocionó conmigo y me insistió en no dejar pasar más tiempo antes de invitarla a salir. Lo haré, lo haré, sí que lo haré.
Me encanta. Solamente puede decir eso. Me encanta.

domingo, 19 de agosto de 2007

Indirectas

Imagen de la película Shortbus tomada de: http://www.laltrapagina.it/giornale
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Este fin de semana mi pareja trajo una película para que la viéramos en casa. Se trata de Shortbus, una cinta más o menos reciente que se presentó en Cannes y que estuvo en cartelera en los meses pasados y a nosotros se nos fue. Él ya la había visto en la semana y quería que yo la viera porque le interesaba saber mi opinión. También quería mostrarme un par de escenas que le parecieron muy "llamativas".
Bien, la película reflexiona sobre una serie de temas relacionados con la sexualidad de adultos jóvenes que viven en Nueva York y que asisten a un lugar de reunión que se llama como la película y que es un lugar para participar en orgías o para reunir a mujeres a hablar de su sexualidad o para el ligue gay.
Las escenas llamativas a las que me refiero eran unas de sexo explícito entre parejas heterosexuales, orgías y un threesome entre los hombres protagonistas. La verdad nos sé cómo las hicieron si es que son trucadas porque se ven espectacularmente reales.
Víctimas del cansancio, tuvimos que ver la cinta en dos partes porque el sábado nos quedamos dormidos. Este domingo la terminamos y nos levantamos rápidamente (sexo mediante) porque teníamos muchas cosas que hacer. Ninguno de los dos habló más de las escenas particulares que mi pareja quería que yo viera. Ahora que estoy en casa acordándome de la película, me doy cuenta que la conversación quedó pendiente. ¿Por qué querría que las viera? ¿Cuál era el mensaje en todo eso?
Supongamos que se trataba de plantear el asunto de un ménage a trois. Es un tema que hemos conversado muchas veces, pero que nunca nos lo hemos planteado en serio. Nunca hemos hecho uno juntos y no sé cómo nos sentiríamos de hacer. Además, con el enorme clóset que cada uno de nosotros carga a cuestas, está difícil que, por una calentura, lleguemos compartir con un tercero nuestra cama. Pero ¿y qué tal si eso es efectivamente lo que mi pareja estaba planteando? ¿Qué tal que lo que quiere es hacer un ménage o incluso ir más allá, hacer una relación abierta en la que podamos interactuar con otras personas? Lo primero pienso que podría se excitante e interesante, es una experiencia que yo nunca he vivido y la verdad creí que ya no la viviría. El ya la vivió. Claro, necesitaría unos muchos tragos y mucho ánimo para hacerlo... Me quedé pensando y creo que sí lo haría si la ocasión se prestara pero tendrían que reunirse muchas condiciones. Primero que encontráramos a alguien que estuviera dispuesto a hacerlo. Segundo que nosotros estuviéramos dispuestos a decirle que i) nos gustan los hombres, ii) somos pareja, iii) queremos hacer un trío, iv) queremos hacerlo con él, v) queremos que nadie se entere y vi) queremos que después desaparezca de nuestras vidas (esta última condición podría negociarse).
En cuanto a la otra posibilidad, la que tiene que ver con hacer una relación abierta, no creo que esa haya sido su intención porque no lo veo a él en ese plan para nada. Por el contrario, lo veo en plan tan exclusivo como siempre. Tampoco creo que nos funcionaría. Pero supongamos por un minuto que sí, que efectivamente lo está planteando. Seguramente él se conseguiría otro hombre. Seguramente yo me conseguiría una mujer. Veo difícil que yo quisiera establecer una nueva relación con un hombre. Tal vez sexo casual -como con el amigo telefonista, que es una clase que tengo pendiente- pero de buscar a alguien como para relacionarme sería con una mujer.
De cualquier manera, insisto, creo que eso no fue lo que quiso decir. Tampoco creo que a nuestra relación se falte ese "oxígeno" que otras parejas de hombres necesitan. Tal vez no por ahora. Sin embargo, en un momento en que he querido incrementar la calidad de nuestros encuentros sexuales tratando de sacarlos de la rutina en la que habíamos caído y "desterritorializándolos", es decir haciéndolo en lugares distintos a los habituales, quizá no debería echar en saco roto la "sutil" recomendación cinematográfica que me hizo él y a lo mejor es bueno abordar el tema más abiertamente en una conversación de cuates, entre él y yo, claro. Mantendré informes.

jueves, 9 de agosto de 2007

Razones que pesan

Imagen tomada de: http://www.jimloy.com/arts/renoir0.htm


El otro día leí un artículo que reportaba resultados de una investigación sobre la relación de la obesidad y el deseo sexual. En ella se decía que existía evidencia estadística que indicaba que las mujeres y los hombres que sufren sobrepeso u obesidad tienden a ser menos activos sexualmente y a tener menos deseo sexual debido a sufren ciertos problemas de autoestima como su imagen corporal y la aceptación de su figura. Eso les lleva a tener poco ánimo para mostrarse desnudos frente a otra persona, incluso si esa persona es su pareja.
Los resultados de la investigación eran, desde mi punto de vista, bastante lógicos. Es fácil imaginarse a una mujer que no quiere exhibirse frente a otro porque piensa que a ese otro no le resultarán atractivas las carnes sueltas, el exceso de grasa corporal y los tejidos flácidos. Además de eso, es cierto que una persona con sobrepeso o con obesidad tiene menos capacidad física y el sexo es un acto que requiere cierta condición, no digamos atlética, pero sí una cierta habilidad para el movimiento.
Conforme han pasado los años, yo he ido ganando peso de una manera que no me tiene muy contento. No soy un hombre gordo, eso sería una exageración, pero digamos que estoy en un carnoso promedio para un hombre latinoamericano. No hago ejercicio así que tengo poca condición física, pero lo que más me ha molestado con el paso del tiempo es que la carne se afloja, los tejidos cambian de textura y se pierde volumen muscular. Es una desgracia pero es cierto, los años pasan.
De mi cuerpo, lo que más me molesta es no tener un abdomen plano y, sobre todo, tener cierta acumulación de grasa en la zona pectoral, es decir, para ponerlo en lenguaje llano, soy un poco chichón. Es una molestia grande, callada y contenida.
Sin embargo, no creo estar tan mal para mi edad. Otros, a mis años o mucho más jóvenes tienen un abdomen impresionante y, sobre todo, un aspecto de señores que me impacta, porque yo no me veo así, y he preguntado a mis cercanos y siempre me dicen que me veo más joven de lo que aparento.
Los kilos son desagradables para mi cuerpo pero no lo son cuando los veo en el cuerpo de otras personas y esto es un cambio que se ha venido dando en mi vida en los años recientes, digamos en la última década. Conforme avanzo en edad, me doy cuenta que las carnes me atraen. Cuando estaba en la preparatoria o en la universidad, lo que me gustaba de las mujeres era que fueran muy delgadas. Flacas. Recuerdo que tenía un compañero en la preparatoria que me decía que estaba loco, que cómo me podían gustar las mujeres de puros huesos, si lo bueno eran las buenas piernas, las caderas anchas, los senos frondosos. Yo no lo entendía y le decía que tenía gustos de naco, es decir, de gente del pueblo, sin educación.
Han pasado los años y de las muchas cosas que han cambiado en mi vida ha sido también eso. Ahora me gustan las mujeres como le gustaban a mi amigo hace veinte años, con carnes, con curvas, etc. Lo mismo me pasa con los hombres. A pesar de que un hombre atlético es tremendamente estético, me doy cuenta que me atrae mucho la figura de los hombres que son del tipo "osos", peludos y rechonchitos.
A este respecto tengo dos fantasías sobre la gordura, una con una mujer y otra con un hombre. La de la mujer está basada en un cuento erótico que leí hace mucho tiempo que se trataba de un hombre que moría asfixiado mientras le hacía sexo oral a una mujer muy gorda. Ella estaba sentada encima de su cara y él disfrutaba de su vagina y sus fluidos mientras se daba cuenta que le faltaba el aire hasta la asfixia y luego la muerte. Eso, por alguna razón que no alcanzo a reconocer, me excitó mucho y me di cuenta que me atraía la idea de hacerle sexo oral a una mujer hermosa pero bien entrada en carnes.
La otra fantasía, es con un hombre del tipo que dije antes. Siempre me he imaginado que me monto en él mientras me penetra y yo disfruto de la vista de su abdomen amplio y peludo así como de su pecho y sus brazos carnosos. A veces he logrado el orgasmo mientras me masturbo pensando concentradamente que, en esa posición sexual me vendría solamente de recargarme en su panza, mientras la acaricio y me embeleso con su vista.
Por otro lado, me parece de lo más maravilloso cuando en el cine o en la literatura aparece algún personaje gordo que tiene una enorme cachondería, un atractivo erótico que radica en la aceptación de sus carnes y en el disfrute de su figura, sin inhibiciones, sin complejos, sin apegarse a los esquemas socialmente establecidos. Eso me encanta.
Recuerdo que en la película El Piano, que dirigió Jane Campion y en la que actúa Holly Hunter y Harvey Keitel hay una escena en la que ese actor sale desnudo. Su personaje es un hombre entrado en años y con sobrepeso. Me pareció una de las escenas más eróticas que he visto en el cine, porque es acerca de un hombre mayor, que podría ser poco atractivo pero que mantiene su deseo erótico y que puede disfrutar con una mujer sin pensar en nada más.
Una vez, después de hacer el amor con Audrey, salió el tema de las películas pornográficas. Yo le comenté que a mí lo que no me gustaba de muchas de esa películas, sobre todo las softporno, es que todo en la imagen es tan estético que me termina pareciendo profundamente artificial. El sexo no es así, recuerdo que le dije, el sexo es antiestético, uno hace caras, suda, se pone colorado, se despeina, se le ve la panza, se pone en posiciones hasta ridículas. Pero se trata de eso, de salirse de todo lo otro, lo estético, lo socialmente aceptado, para disfrutar el sexo puro. Pienso que esa reflexión tiene que ver también con eso del sobrepeso.
No quiero decir que ya no me gusten los cuerpos bien formados, nada de eso, pero hay algo en esto de las carnes que me atrae, que me parece más auténtico y tal vez también tiene que ver con que yo estoy evolucionando tanto física como mentalmente y eso me hace relacionarme distinto con el cuerpo y sus formas.

sábado, 4 de agosto de 2007

En un mar de sueños

Imagen tomada de: http://www.mundosimaginados.com/galeria_1/640x480/mar_de_nubes.jpg

Disfrutando mi último día de vacaciones, estuve en casa toda la mañana, revisando mis correos electrónicos, leyendo un rato y cocinando, tres de las cosas que más me gusta hacer cuando estoy solo.
En la navegación por internet, me puse a revisar otros blogs y sitios web de contenido erótico. Después de un rato saltando de aquí para allá y de regreso, estaba muy excitado y me masturbé. La última imagen que tuve en el monitor de la computadora fue una pareja de hombres negros que estaban haciendo sexo oral. No era particularmente erótica, pero me sirvió para echar a volar mi imaginación y terminar pensando en otra cosa, hasta que llegué al orgasmo. Fue uno muy fuerte, muy eléctrico, que viajó por mi cuerpo desde mi cabeza, erizándome el cuero cabelludo hasta la punta de mis pies, llenándolos de un exquisito hormigueo de miles y miles de puntos de luz que estallaban por dentro de mi cuerpo. Mi espina dorsal era una carretera donde oleadas de energía iban y venían arrítmicas, desordenadas y sin control.
Después de que me vine me fui a la cama porque quería leer un poco antes de bañarme. Me acosté de nuevo en la cama, me tapé y tomé el libro que estoy leyendo en este momento.
Poco a poco empecé a sentir una relajación muy particular. Era una relajación con una enorme sensación de placer, en las piernas, en la cadera, en la espalda, en los hombros, en la cabeza. Era un placer que emanaba de mis huesos, era algo profundo. Sentía mi esqueleto bajo los efectos del orgasmo que acababa de tener momentos antes, frente a la computadora.
Seguí leyendo un rato disfrutando de esa sensación que recorría mi cuerpo. Quería hundirme en el colchón de mi cama, quería que mi cama me abrazara, me acurrucara y me envolviera con su suavidad. Disfrutaba de la lectura pero me daba cuenta que el disfrute del orgasmo se estaba prolongando. "Eso pasa cuando uno se viene como Dios manda", pensé para mis adentros, porque francamente el orgasmo que tuve fue muy intenso, muy largo y me hizo eyacular un montón de semen.
Seguí leyendo unas cuantas páginas más, pero el sueño empezó a vencerme, a llevarme lejos de mi libro. Era una sensación increíblemente agradable, como cuando fumas mota y sientes que estás en otra dimensión. Eso, me sentía drogado por mis propias endorfinas y por todas las sustancias que mi organismo había liberado con esa masturbación. Todavía estaba despierto pero sentía que había perdido el control de mi cuerpo. Mi mente alcanzaba a tener conciencia de que me estaba quedando dormido pero mi cuerpo se había dormido hacía algunos minutos, en anticipación a mi mente. Seguían las oleadas de placer, mis huesos continuaban emanando aquello que me hacía sentir que todo mi ser era una energía que fluía por mi columna vertebral.
Era el placer después de el placer. Era yo dejándome vencer por mí mismo. Era una caída a un mundo alterno. Era yo. Era...
Y después de eso no recuerdo más.

viernes, 3 de agosto de 2007

Retomando el hilo de la conversación

Imagen tomada de: http://j4tb.com/sharedir/monastery_story/forest03.jpg

Después de un montón de días desaparecido por vacaciones y otras historias, acá me encuentro de nuevo retomando mi querido blog para hablar de temas de sexualidad desde una perspectiva personal, reflexionando en torno a mi historia y a mi presente.
Están terminando las vacaciones y resultó que yo no conocí a mi amigo telefónico, ni hablamos por teléfono en estas dos semanas. Pareciera que el simple hecho tener la posibilidad de contactar nos alejó más y eso, la verdad, me gusta, porque parece que él tampoco está buscando el sexo por el sexo, sino que percibo que es un hombre tranquilo, que también como yo tiene miedo de encontrarse con malas experiencias. En mi caso, además, me di cuenta estas vacaciones que no estoy muy interesado en tener otras experiencias sexuales con hombres. Tal vez sea porque me siento comprometido con El Señor de las Imágenes. Puede que eso sea, que si voy a estar con un hombre va a ser con alguien a quien quiero mucho, a quien amo. No lo sé. A veces tengo fantasías con otros hombres, pero creo que funcionan muy bien pero únicamente como eso, como fantasías y no como para llevarlas a la vida real. Tal vez el amigo telefónico entre en este contexto que estoy planteando. En lo que voy a hacer con él algún día, seguramente será tomarme un café o un par de tragos, conversar de nuestra historia y quedar como amigos. Además, tengo la idea que él no me va a gustar cuando lo vea y la historia ser acabará.
No así con las mujeres. En los últimos días he conocido o he conversado con algunas que no conocía muy bien y me he sentido con ganas de gustar, de atraer con mi conversación, de manifestar interés. Creo que eso no lo haría con un hombre en este momento.
Hace unos días, La Mujer del Bosque me dijo algo que yo había pensado a un nivel medio inconsciente, es cierto, pero ya lo había pensado. Me dijo, "a ti lo malo que te pasó con El Señor de Las Imágenes es que tú querías saciar un poco tu curiosidad homosexual, saber cómo era el rollo más allá de la historia que tuviste con El Neurólogo Catalán, pero resultó que te topaste con un tipo excelente, maravilloso, interesante y de buen corazón. Y te quedaste ahí por lo bien que te sientes con él más como amigo que como cualquier otra cosa".
Fue un poco duro oírlo porque, como digo arriba, yo lo había pensado o digamos que esa idea se había asomado en mi pensamiento pero no con todas sus letras, tal como me lo dijo mi amiga. Es cierto. En este blog ha quedado constancia de que yo lo amo y lo aprecio muchísimo y que me cae bien y que me encanta estar con él en todo momento, pero en el terrero de lo sexual, digamos que la novedad ya pasó, y no me refiero a él como novedad, sino a la experiencia con un hombre como novedad.
En fin, estas vacaciones también fueron momentos de estar solo y reflexionar sobre muchas cosas, como mi vida de pareja. El Señor de las Imágenes volverá mañana sábado y muy pronto nos veremos. Nos hemos mantenido en contacto y nos hemos expresado continuamente afecto y deseo de vernos y seguramente lo recibiré con los brazos abiertos. Y estaré contento, lo sé.