jueves, 8 de noviembre de 2007

La espera

Imagen tomada de: http://www.zonalibre.org/blog/itaca/archives/reloj_arena1.jpg

Hay algo en el juego de seducción que me atrae con un magnetismo especial. Es la espera. Lo he mencionado aquí antes, cierto. La tensión entre dos que surge cuando ambos quieren lo mismo pero ninguno de los dos se atreve. Yo sé lo que ella quiere -¿lo sé?- y sé que ella sabe que yo lo sé. Ella sabe lo que yo quiero y yo sé que ella sabe lo que yo quiero. Pero esperamos. Posmonemos los encuentros y alargamos la espera. A veces puede resultar un juego peligroso porque en realidad tal vez ninguno de los dos sepa exactamente qué terreno está pisando en esta nueva reunión con Audrey.
Ambos estamos mucho más allá en nuestra vida de lo que estábamos hace tiempo, cuando estuvimos juntos. Creo en realidad que ella está mucho más allá y yo no tanto. Sin embargo, estamos juntos de nuevo, medio inventando planes, medio expresándonos afecto, medio aceptando las demostraciones de afecto.
También creo que todo esto es un juego de poder. A ver quién es el que da el primer paso y se rinde. Quién es el que abre el juego de cartas y habla claramente.
Quisiera irme a la cama con ella. Eso es un hecho. Ohhh, sí, claro que quiero irme a la cama con ella de nuevo. Hace mucho, mucho tiempo que no estoy con una mujer y no quisiera que pasara más tiempo. Pero además, ella me encanta, me gusta mucho el sexo con ella... por peligroso, por costoso, no lo sé, pero el sexo con ella es algo que luego pago caro.
Aquí el problema son sus procesos para aquello del embarazo. Inseminación artificial, inseminación in vitro, etcétera. Ella tratando de quedar en cinta y yo, obviamente trataría que no estar involucrado en ese proceso. ¿Es raro, no? Pensar en que podría irme a la cama con alguien que está buscando embarazarse a partir de un banco de semen y yo tratando de que no se me escape ninguno de mis soldaditos para que ella no quede embarazada.
¿Realmente se dará algún encuentro sexual entre ella y yo en esas circunstancias?
Todo está por verse.
En tanto, la espera continúa.

martes, 6 de noviembre de 2007

Una relación pornográfica


Imagen tomada de: http://blog.daum.net/_blog/
Es el título de una película francesa que he visto como tres veces y que tiene un misterioso atractivo para mí. Hace unos días estaba explicándole a una amiga la razón por la que me llamaba tanto la atención esta cinta y creo que en realidad son varias las razones. Obviamente, en esta explicación, se asoman rasgos de mi personalidad en la dimensión sexual que muestran un poco de mi perfil íntimo.
La película tiene una trama más o menos simple: una mujer francesa pone un anuncio en una revista solicitando algún interesado para que ella pueda llevar a cabo una fantasía sexual específica. Un hombre español contesta su anuncio y se conocen en un café. Se van a un hotel, cierran la puerta y no se sabe qué hacen. Se despiden pero acuerdan verse de nuevo. Eso se convierte en una especie de rutina que les lleva -imperceptiblemente para ellos, evidentemente para el espectador- a desarrollar ciertos sentimientos que, por un juego de equivocaciones, no podrán llevarlos al siguiente nivel.
Utilizando dos planos temporales, uno son entrevistas por separado tanto a ella como a él sobre cómo resultó su experiencia en lo sexual y en lo emotivo, y el otro son flashbacks que muestran las escenas del encuentro y sus detalles, la cinta aborda el tema de la pulsión sexual, de la necesidad de experimentación, de las decisiones adultas, de la dificultad para identificar la transición de la atracción sexual a la atracción sentimental y, por supuesto, las trampas comunicativas en las parejas.
La cinta me encanta por varias razones. La primera porque habla de una sexualidad adulta y civilizada, donde las cosas se realizan de común acuerdo pero abiertamente, por el gusto de experimentar. Segundo, porque mantiene elegantemente en secreto la fantasía sexual que ella deseaba realizar y que llevó a cabo con el español, de esa manera uno puede pensar lo que sea, lo que su imaginación pueda darle. Tercero, porque plantea una relación que surge de un impersonal encuentro sexual que vuelve personal una relación de adultos y a la que ellos van acercándose con sigilo, miedo y al mismo tiempo disfrutando el proceso. Cuarto, porque hay un punto de quiebre en la comunicación entre ellos que hace que las cosas cambien de maneras que ellos no se esperaban. El lenguaje verbal les juega una mala pasado, lo mismo que la comunicación no verbal. Por último, la quinta razón, es porque finalmente esta historia triste es narrada por los entrevistados de una forma positiva, es decir, no lo ven como una tragedia, sino como un pasaje en sus vidas y ese contraste entre nuestra visión como expectadores y la de ellos como protagonistas hace que la historia sea más profunda.
En fin, lo cierto es que es una recomendable cinta francesa que se llamó acá Una relación íntima.