martes, 30 de diciembre de 2008

Retrospectiva

Imagen tomada de: http://static.bethsoft.com/blog/countdown.jpg

El año que se va y en el recuento de la parte de la vida que se relaciona con este blog hubo un poco de todo, pero, tengo que aceptarlo, me parece que menos sexo que en otros años.
A principios de 2008 retomé contacto con Audrey y eso nos llevó, después de unos meses de hacernos "los que aquí no pasa nada", a unos cuantos encuentros sexuales que terminaron tan pronto llegaron, cuando ella empezó a exigir lo que nunca conseguirá, que me empareje con ella de manera formal para armar una familia como Dios manda. Lo lamento.
Además de este encuentro/desencuentro con Audrey, algo que marcó en este año la relación entre ella y yo fue que ella estuvo en tratamientos para quedar embarazada, de los cuales, según tengo información, no obtuvo nada más que una gran cuenta de gastos y mucho cansancio emocional. La verdad es que eso es muy triste por ella porque moría de ganas de tener un hijo y parece que, eso no será posible.
Me tocó ser partícipe, aunque en poca medida en el tratamiento para la infertilidad al que se sometió. Estuve presente en esos momentos en que la prepararon para la inseminación y luego los días de reposo absoluto para que el cigoto se fijara. Me tocó también llevarle de comer y dormir con ella cuando no se podía mover.
También me tocó que, en su desesperación, supongo, me pidió -nuevamente- que tuviéramos relaciones sin condón. En esta ocasión y conciente de lo que ella estaba haciendo, ni de broma tuve sexo con ella sin condón. Ese estire y afloja también fue causante de que termináramos por alejarnos. Fue muy paradójico el escenario: ella tratando de embarazarse por inseminación in vitro y otros métodos y yo tratando de no crear un embarazo no deseado usando condón en cuanto contacto sexual tuvimos. Cada loco con su tema. Sin embargo, no deja de tener algo de cruel esta sensación de que cada quien está en lo suyo y las metas no se construyen en pareja. Al menos no en esta pareja. Creo que en realidad es la muestra de que, de pareja, nosotros no teníamos nada.
Adicionalmente a eso, ambos hicimos lo que siempre hacemos cuando nos juntamos. Tenemos bonitas conversaciones, nos empezamos a sentir atraídos, nos animamos a tener sexo, el sexo se vuelve fabuloso, estamos unos meses como si fuera luna de miel y despúes ella empieza a exigir cosas que, si no las exigiera, yo se las daría con mucho gusto. Pero no es hábil y la cosa termina.
En tanto, la relación con El Señor de las Imágenes atravezó momentos difíciles porque, después de ocho años, hay que ponerle imaginación al asunto para que se vuelva atractivo, de lo contrario se cae en una monotonía mortal. Algo así nos pasó y yo traté de levantar el asunto pero ha sido difícil. Yo quiero un mejor sexo, más entretenido, más variado. Él quiere el sexo como de costumbre y pareciera que no le causa ruido esta monotonía nuestra. Mal, muy mal. La tarea para el próximo año es ver de qué manera esto cambia porque, en otros ámbitos, como nuestra amistad y nuestro compañerismo, creo que la relación está en un momento hermoso, de mucha generosidad, de mucha camaradería, de mucho acompañamiento. Es difícil para mí pensar en separarme de El Señor de las Imágenes, pero también es cierto que no quiero que mi vida sexual sea tan pobre como ha sido en este año. Creo que hay más para mí y quiero ir por ello.
La Flaca desapareció del mapa. Me parece que fue en este año que tuvimos una cogida marca diablo, que nos hizo tener sexo hasta las seis de la mañana, en el punto máximo de agotamiento. Eso marcó el final -creo que definitivo-de nuestros encuentros sexuales. Después de ahí no hemos vuelto a tener el más mínimo roce ni nada. En gran medida, obviamente, es porque yo no quiero que nada suceda. Ella, la verdad, no sé qué quiere. Dice que ya tiene claro que nada de nada conmigo y que sentimentalmente lo tiene todo controlado, pero todos vemos una cosa muy distinta. La cosa es que ya nomás somos cuates, pura amistad limpia y pura. A ver si le seguimos así en 2009 porque ya no quiero tener sexo con quien no se me antoja en lo más mínimo.
Finalmente, Leo, el amigo telefónico me ha mencionado varias veces en nuestros esporádicos encuentros de phonesex que me ama. ¡¿No manches?! ¿Cómo que me amas si lo único que hacemos es escucharnos la voz, excitarnos hasta llegar al orgasmo y colgar cuanto antes? Bueno, hablando de miserias sexuales, creo que este par de soledades que socializan están empezando a confundirse. Lo digo en plural porque a mí se me ha antojado dar el paso de conocerlo y, al mismo tiempo, siento que no quiero tener sexo con ningún otro hombre, que lo que se me antoja es tener sexo con una mujer. Creo, de cualquier manera, que en 2009 Leo y yo daremos el gran paso de ponernos frente a frente y finalmente conocernos en persona. Qué raro será verle la cara a quien conozco solamente por la voz y con quien he realizado todo tipo de aventuras sexuales. Bueno, tampoco todo tipo de aventuras, porque éste compadre también es bastante repetitivo. Parece que lo que hace falta en este entorno mío es imaginación y creatividad para hacer del sexo algo lindo, ingenioso, atractivo, cachondo y todas aquellas cosas que esperamos que sea el sexo.
El año 2009 tiene que pintar diferente, sé que así será.
El último eje de mi 2008 fue el planteamiento de la paternidad. Cada vez más me está preocupando ese tema. No sé qué va a pasar a ese respecto, pero siento que es una constante que no me deja tranquilo. Este año cumplí 44 y, aunque dicen que un hombre puede tener un hijo cuando lo desee, no es tan cierto o por lo menos no comulgo mucho con eso porque considero que un hijo es una inversión al muy largo plazo y no quisiera ser un viejo decrépito con un hijo adolescente. El temor a la vejez está a la base de esta preocupación. Un año más que vino y se fue. Un año más que viene y se irá. Ya nos estaremos encontrando por acá.
En tanto, les deseo muchas felicidades a todos aquellos que alguna vez hayan pasado por acá y se hayan tomado la molestia de leer este blog íntimo, el de un hombre que tiene más preguntas que respuestas a la vida que le ha tocado vivir.
Feliz 2009 para todos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Blink

Imagen tomada de: http://www.madetosucceed.com/books/1598200879.htm

Estoy leyendo un libro del cual varios amigos me habían comentado. Se llama Blink. Inteligencia intuitiva, escrito por Malcolm Gladwell y publicado por Punto de lectura, 2007. Apenas lo estoy empezando pero está muy interesante. Habla de esos dos primeros segundos cuando nos topamos con algo desconocido -una situación, una cosa, una persona- y tenemos una reacción intuitiva, espontánea e incontrolable como respuesta. Esa respuesta puede ser positiva o negativa pero es totalmente inconciente y en innumerables ocasiones resulta ser una reacción acertada, pero que no podemos explicar. Es un libro que se trata de estas "corazonadas" o sentimientos difíciles de definir pero que son el resultado de nuestra reacción involuntaria ante algo.
En el segundo capítulo, titulado "La puerta cerrada: vida secreta de las decisiones instantáneas", el autor relata algunos experimientos hechos con hombres y mujeres que quieren encontrar parejas y que participan en "citas express", es decir, encuentros con personas del sexo opuesto que tienen una duración de seis minutos. En ese tiempo -y en la mayoría de los casos, mucho antes- una persona puede darse una idea y reconocer si se siente atraído por aquel que tiene en frente. Basta con un par de minutos, un tiempo muy corto, para tener una opinión y una reacción sobre quien está sentado al otro lado de la mesa.
Pero entre las cosas que dice este autor, está algo que me hizo pensar en escribir este post. Dice que, según estudios, cuando se le pregunta a una persona sobre el tipo ideal de pareja que le haría sentirse atraído, esta persona describirá un prototipo de persona que, en la práctica, es muy distinto de aquel que verdaderamente le causa atracción. En el ejemplo que él describe, una mujer definió su prototipo como intelingente y sincero, cuando en realidad las personas que más le llamaron la atención caían en la descripción atractivo y simpático. Si a esa persona se le pregunta, al final de la sesión lo mismo que al principio, es decir qué es lo que más le atrae de una persona, ella responderá que sea atractiva y simpática, pero solamente al día siguiente o en un periodo corto, ya que si se le vuelve a preguntar un mes más tarde, volverá a decir que busca inteligencia y sinceridad. ¿Raro no?
Bien, esto me llevó a pensar en torno a cuál es mi prototipo de pareja y cuál es la que en verdad me atrae y que, según este autor, suelen ser distintos modelos. Esto está casi como el chiste de la diferencia entre la teoría y la práctica.
Lo que yo creo que me atrae son las personas inteligentes, que tienen humor ácido, que son dignas de admiración por alguna razón, que son independientes y que tienen estilo, que tienen onda, pa' que me entiendan.
Sin embargo, con los años de terapia que llevé y observando mis relaciones de pareja de los últimos años, creo que no es exactamente eso que dije en el párrafo anterior lo que termina enganchándome con alguien. Quizá es más acertado decir que me siento atraído por personas simpáticas, que tienen apariencia de ser buenas, que de algún modo están desvalidas y yo puedo ayudarlas, que necesitan algo de mí, con las que puedo hacer una relación en la que yo tengo algo de poder extra -es decir, con quien puedo establecer una relación asimétrica, ya sea porque tengo un carácter más fuerte o bien porque con ella me siento atraído pero no como para dejarlo todo, o sea que de algún modo no son indispensables.
Tal vez estoy siendo demasiado duro conmigo mismo, pero lo que quiero resaltar aquí es esta diferencia entre lo que uno se imagina que es y lo que es en realidad. También me parece que, tal como se lo escuché muchas veces a un psiquiatra con el que trabajé un tiempo, las personas se atraen por sus debilidades, más que por sus fortalezas o, en otras palabras, "siempre hay un roto para un descocido", tal como decía mi abuelita, que era una sabia. Uno piensa que son solamente las características positivas de los sujertos las que serán de atracción, cuando muchas veces son aquellos rasgos negativos los que enganchan con nuestra historia, con la manera en que aprendimos a querer, a sentirnos cómodos con los demás y eso es lo que termina atrayéndonos. Más allá de todos esos valores abstractos y socialmente aceptados, políticamente correctos respecto a las parejas, ubicados en el terreno de juego, las cosas se vuelven más oscuras y retorcidas.