martes, 23 de junio de 2009

Intimidad vs. sexo


Imagen tomada de: http://arielarrieta.com/2008/09/02/la-industria-online-es-de-marte-los-anunciantes-de-tv-de-venus/

¿Qué es primero? ¿el huevo o la gallina? Ése es el tipo de pregunta cuando uno opone esos dos conceptos que titulan este post: intimidad y sexo.
Pareciera existir un patrón de comportamiento completamente opuesto entre hombres y mujeres. Según dice el librito, para las mujeres es básico construir un escenario de intimidad antes de tener entusiasmo de irse a la cama. Para ello, ser escuchadas, intercambiar opiniones, saber del otro, todo eso es indispensable o, al menos, una forma de disfrutar el sexo con mayor intensidad. Para los hombres, por el contrario -dice también el librito- el camino es a la inversa. Pareciera que el sexo es en realidad una puerta hacia la intimidad. No es necesario contruir un acercamiento emocional previo para irse a la cama, sin embargo sí puede haber buenas oportunidades de que un hombre abra su corazón después de que tuvo un buen sexo y se sienta más relajado, más sensible y también, acaso, más vulnerable.
Justamente por esta diferencia la película Better Than Sex (Mejor que el sexo) dirigida por Jonathan Teplitzky en 2000 me gustó tanto cuando la vi por primera vez. Y me siguió gustando las decenas de veces que la he visto posteriormente. Se trata de eso. Una pareja que se conoce casualmente durante una fiesta decide irse a la cama esa misma noche. Todo sucede en australia, ambos son nacidos allá pero él vive en Londres y se tiene que ir en un tres días. Ella encuentra en esa circunstancia el incentivo perfecto para invitarlo a pasar a su departamento cuando a la salida de esa fiesta comparten un taxi. Al fin que igual se va, piensa ella, así que será un sexo sin repercusiones ni complicaciones. Sexo puro. La historia de esa película es aquello que sucede durante esos tres días, antes que él se tenga que ir a Londres.
Intimidad vs. sexo puede titularse también la historia que tuve con Audrey durante el tiempo que intentamos armar una relación de pareja. La trama de esta otra historia es precisamente una relación de tensiones entre la construcción de una cierta intimidad para hacer vida de pareja en contraste con la búsqueda de la intimidad a través del acercamiento sexual en un momento que yo estaba dispuesto a abrir las puertas del corazón a través de la experiencia física.
Nunca terminamos por entendernos. Aunque no solamente por eso, debo aceptar. Yo mantenía en ese entonces una relación de muchos años con El Señor de las Imágenes y no pensaba terminarla, así que los límites de mi relación con Audrey estabam más o menos establecidos.
Como hombre que soy, yo sí creo en un proceso de acercamiento con otra persona una vez que has tenido encuentros sexuales. De hecho me gusta que así sea. Sé también, lo recuerdo perfectamente, que algunas relaciones sentimentales que yo he tenido en la vida han seguido un recorrido distinto. Primero se ha establecido una relación de amistad, comunicación, respeto, etcétera y luego hemos intentado ser pareja. En algunas ocasiones incluso ese cambio de amistada a pareja ha resultado difícil, sin embargo, en mis tiempos mozos pensaba que ése era el cambio para emparejarse. Si bien sigue teniendo sentido esa fórmula, creo que en los tiempos actuales el acercamiento con alguien tiene una manera distinta de desarrollarse y creo que la prefiero del modo actual. En pocas palabras, primero sexo, luego vemos. Se oye brutal, lo sé, pero no se me ocurre otra manera más concisa para decirlo.