miércoles, 27 de mayo de 2009

Que no, que no y que no.


Imagen tomada de: http://alfredo-reflexiones.blogspot.com/2008_09_01_archive.html

Ok, tengo que aceptarlo, me está costando trabajo aguantar los comentarios de la gente cuando se enteran de que tengo 44 años y sigo soltero y sin hijos.
Pienso que lo primero que se les viene a la cabeza es que soy gay y, sí, me molesta que piensen eso, no lo puedo evitar, me hace sentir inseguro y lo que más odio es que esa incomodidad se refleja en mi cara porque me pongo rojo y eso parecería confirmar el supuesto. Pero eso no es todo. La confesión de la edad junto con el estado civil y la no paternidad, también me hace incomodarme porque me da la sensación de que eso se convierte en las coordenadas para identificar a un hombre con "problemas de compromiso de pareja", o alguien que es "más bien inmaduro". Eso lo odio.
Ahora la bronca es saber por qué me causa tanta incomodidad la reacción de la gente a mi alrededor. Por lo menos eso es lo que seguramente mi terapeuta me preguntaría. ¿Por qué le causa tanta incomodidad? Bueno, no lo sé bien. Posiblemente porque eso me devuelve a la cara aquello que soy en realidad, que tengo una relación con un hombre y que he decidido no salir del closet. Todo eso es cierto, pero no estoy en condiciones de aceptarme así frente a los demás. No solamente por mí, que eso es ya un gran paquete, sino porque El Señor de las Imágenes se muere si lo involucro en un proceso de ese tipo. Él tiene un hijo y lo que menos le interesa es que su hijo se entere que su papá tiene una relación amorosa con otro hombre. No sé qué tan mal se pondría pero mucho, eso seguro. Me atrevo a pensar que tal vez hasta querría terminar la relación solamente para apagar los rumores u opiniones.
Aquí vienen los sentimientos contradictorios al respecto. ¿No es acaso cierto que yo también quiero terminar la relación a veces? ¿No es acaso cierto que cada vez me cuesta más tener relaciones sexuales con él porque me la paso pensando en sexo hetero? Pero no, no existe esa posibilidad todavía. Yo lo amo, lo sé. No me atrevería a terminar la relación. En términos afectivos nuestra relación podría recibir la calificación de 10 sobre 10. Es un buen momento éste en el que estamos ahora. En fin, esta confesión tomó un camino distinto de que yo tenía pensado al inicio del texto. No va por aquí la cosa. Vuelvo y retomo la cuestión.
También mi terapeuta me preguntaría ¿por qué le molesta que la gente piense que es usted inmaduro y con problemas para comprometerse a nivel de pareja? ¿Se siente acaso usted inmaduro y con esos problemas? No, sería mi respuesta inmediata, no me siento inmaduro en absoluto aunque sé que me falta la experiencia de la paternidad y que a lo mejor esta experiencia no la tenga nunca. Eso no se sabe. La cosa es que no aguanto que alguien invalide mis comentarios o me coloque en un lugar de "inferioridad" por no haber cumplido con algunas cosas que indica el librito que se tienen que cumplir.
Hay algo al fondo de mi corazón que me hay más. Que en parte coincido con la gente porque yo mismo me siento un hombre incompleto. No sé si es por la falta de una pareja heterosexual, o por la ausencia de hijos a esta altura de mi vida o porque hay muchos otros retos profesionales, especialmente los académicos, que están pendientes en mi vida y eso me hace sentir como que no he cumplido mis sueños. Lo cierto es que hay algo ahí al fondo que sí, que rebota cuando me incomodo frente a la gente. Tengo 44 años. Muchas cosas dejaron de ser chistosas y, aunque trato de convencerme de lo contrario, me cuesta mucho más trabajo realizar mis sueños.
Pero quiero decir aquí que voy a seguir remando despacio.