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lunes, 13 de julio de 2009

En el país de los tuertos


Imagen tomada de http://escuchandoelladob.blogspot.com/

No sé bien cómo decir esto sin que suene presuntuoso pero, al parecer, los hombres son bastante torpes cuando se trata de mujeres. Eso es lo que terminé concluyendo luego de este reciente fin de semana. Tal vez si cuento la historia completa la cosa quede un poco más clara.
La Azotada Europea está de visita en el país y contactó conmigo para que nos encontráramos fuera de esta ciudad. El fin de semana pasado nos vimos y, bueno, tuvimos sexo. Todo estuvo bien, aunque debo confesar que yo me sentía bastante cohibido. Ella causa en mí ese sentimiento, esa especie de inseguridad, por lo menos en el primer encuentro. A pesar de que he escrito aquí varias veces sobre ella y su, sorprendentemente, poco conocimiento que tiene sobre algunas cosas relacionadas con la sexualidad, siempre genera en mí una imagen como de mujer muy experimentada, como de mujer muy exigente con sus amantes, como de mujer que difícilmente se deja sorprender por un amante torpe.
Así las cosas, nos reunimos y tuvimos un encuentro sexual. La cosa no sería merecedora de mayor comentario si no fuera porque ella terminó completamente "sorprendida" con mis habilidades sexuales. Que conste que avisé que esto sonará presuntuoso. Al terminar nuestra sesión los dos estábamos empapados en sudor, exhaustos. Cuando me recosté en la cama ella apenas podía hablar, dijo algo como "me duelen hasta los ojos" -en realidad no dijo eso, pero algo muy parecido, sin embargo, no puedo poner la frase exacta acá a riesgo de que este blog pierda confidencialidad-. Yo me quedé sorprendido porque entendí el sentido de la frase. Estaba sexualmente muy satisfecha y agotada. Agregó -no sé ni cuántas veces tuve orgasmos, perdí la cuenta de pronto-. Claro, no hay nada más agradable para un hombre que le digan algo como eso, saber que la mujer quedó completamente satisfecha y sorprendida incluso por el la intensidad del encuentro y las habilidades del amante. Yo me sentía muy bien de oir eso pero, más allá de mi sobada de ego, me llamó la atención como además comentó -no sé en qué escuela aprendiste todo eso pero voy a inscribir a algunos cuantos que yo conozco- más sobada al ego. Sí, todo fantástico.
Sin embargo, a la hora de reflexionar sobre todo ello y una vez disfrutada estimulación de la autoestima, lo que me queda por pensar es en esa miseria sexual en la que parece que estamos viviendo en estos tiempos.
La Azotada Europea está casada con un hombre al que quiere mucho, me consta. Tuvo un amante durante mucho tiempo del que contaba maravillas. Su experiencia sexual es basta, amplia, diversa. Muchas mujeres entradas en la década de los cuareta quisieran siquiera soñar con lo que ha disfrutado ella, sin embargo, con tanta alabanza a mis habilidades sexuales me deja la impresión de que es mucho más difícil de lo que parece encontrarse a un hombre que sepa realmente hacer el amor.
Ella no es la única. Hace mucho tiempo también me di cuenta un día, casi por casualidad que La Flaca no había identificado -esto va a sonar casi como si me lo estuviera inventando- pero lo cierto es que no había identificado que el amante que tenía en aquél entonces era un eyaculador precoz. No tenía una palabra para identificar aquello que a él le pasaba con ella y, como muchas otras y otros, pensaba que la calentura de este hombre era tan grande que hacía que no pudiera contenerse y se venía a los pocos minutos de haber iniciado la penetración. Incluso recuerdo que alguna vez mencionó que el tipo se había venido antes de penetrarla, o sea era un eyaculador precoz "ante portas" un término que conocí trabajando en asuntos de sexualidad hace algunos años.
Así entonces. Yo creo que este fin de semana tuve un buen sexo. Yo lo disfruté mucho y sé que me esmeré en que ella quedara satisfecha. Hice un buen trabajo. Pero con todas esas exclamaciones de admiración sobre mis habilidades sexuales, más allá de convencerme de que soy un amante excelente, me queda la sensación de que soy más bien una especie de caso único por no ser tan malo como los demás, algo así como una flor en el desierto. Incluso, cuando terminamos me dijo "ahora entiendo, mejor no te cases, sería un desperdicio que eso lo disfrutara solamente una mujer. Todo eso que sabes hacer no es para una sola". Vaya, vaya.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Haciendo cuentas


Imagen tomada de: http://cuervo.obolog.com

Haciendo cuentas, hace un montón de tiempo que no tengo relaciones sexuales con mujeres. La última vez, según recuerdo, fue con La Flaca, una noche que nos la pasamos despiertos hasta casi hasta el amanecer. Follamos de lo lindo, una y otra vez, hasta que yo estaba seco y ella irritada.
Esa noche, según recuerdo, se rompió el condón en uno de los coitos. Ya no me acuerdo si conté eso acá en un post anterior. Yo sentí perfectamente cuando sucedió el percance y saqué mi pene inmediatamente. Me preocupó que hubiera algún riesgo de embarazo por el líquido pre eyaculatorio y le pedí a ella que, en la semana, se tomara una pastilla anticonceptiva de emergencia para evitar cualquier riesgo.
Ella accedió a hacerlo y no solamente eso, sino que nos juntamos un día para comer y delante de mí se tomó la píldora, como para que yo estuviera tranquilo de que, por su parte, no había ninguna intención de hacerme papá sin mi consentimiento.
Debo confesar que yo tuve sentimientos encontrados al respecto. Por una parte, la principal, estaba tranquilo de que ella no hubiera hecho ningún problema con el asunto de la anticoncepción. Yo fui el que se lo propuso y fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando el condón se rompió. Sin embargo, ese tema me parece que podía ser especialmente delicado para La Flaca, por dos cosas fundamentales: la primera es que ella está (o estaba, ya no sé) enamorada de mí y creo que en ese momento que tuvimos sexo todavía lo estaba, por lo que quedar embarazada de mí no le hubiera disgustado, creo; en segundo lugar, porque ella tiene ya 42 años y quizá esté en el último momento de su vida para embarazarse, por lo que tomar una pastilla anticonceptiva de emergencia podría estar, inconcientemente, en contra de sus propios deseos de ser mamá. No lo sé, no le pregunté. Como todas las cosas estremecedoras en la vida, no dijimos mucho, comunicamos solamente lo indispensable y, en aras de favorecer nuestra relación de amistad, dejamos lo demás para el analista, para la reflexión solitaria o, en mi caso, para contárselo únicamente a La Mujer del Bosque y escribirlo en este blog, claro.
Creo que, en el fondo, algo doloroso quedó en cada uno de nosotros. Algo que no dijimos, que no comentamos. Algo que me suena a que yo estaba explícita y afirmativamente insistiendo en que no podíamos correr el riesgo de un embarazo "no deseado". Lo escribo entre comillas porque ¿no deseado por quién? ¿por mí solamente? ¿por ella también? Qué locura, ni siquiera había un embarazo y yo estoy escribiendo aquí casi casi como si la hubiera obligado a abortar. No fue el caso. No tuvo ningún problema y la vida continuó como hasta ese momento.
También era una forma de aniquilar una posibilidad de ser padre. No, en realidad no me hubiera gustado estar en esa situación. Primero, porque no me atrae para nada la idea de tener un hijo con La Flaca, segundo porque me da escalofrío pensar qué podía pasar en la relación con El Señor de las Imágenes. Seguramente lo nuestro hubiera terminado y de una manera en la que yo me hubiera sentido culpable de todo.
Pero esa posibilidad de embarazo también me llevó a cuestionarme la relación con "mesié" como le dice La Mujer del Bosque. ¿Cuánto más vamos a estar juntos? ¿Seré padre algún día? ¿Qué pasa si lo nuestro continúa indefinidamente? ¿Seré capaz de vivir sin hijos y sin familia para siempre? ¿Qué demonios es exactamente lo que quiero para el futuro?
Después de esa noche. La Flaca y yo no volvimos a tener nunca más relaciones sexuales. Hace ya tiempo de eso, no recuerdo cuánto, quizá un año, tal vez un poco menos. Lo cierto es que yo cancelé cualquier posibilidad de seguir en esa ambigua y tóxica relación que hemos tenido, en la que hacemos el amor cuando yo no tengo otra cosa mejor que hacer, cuando estoy medio borracho, cuando alguna otra sustancia hace que todo me importe un bledo, incluso yo mismo. Esa, según creo, fue la última vez que yo hice el amor con una mujer... y ahora lo extraño muchísimo, no estar con La Flaca, eso no, sino sentir a mi lado el cuerpo de una mujer y vivir esa cosa deliciosa que es sentirse hombre junto a una mujer. Ya me toca.

sábado, 21 de junio de 2008

Incertidumbre numérica


Nunca me he realizado un conteo bioespermático. A pesar de que me han comentado que es bueno saber el estado del semen para atender cualquier anomalía a tiempo, he hecho caso omiso de las recomendaciones. Por ello, en repetidas ocasiones me he preguntado si soy fértil en realidad o no.
Esto viene a cuento porque solamente una vez me he enfrentado al problema de que "posiblemente" haya embarazado a una pareja. Subrayo la palabra posiblemente porque en el tiempo en que se embarazó, ella estaba ya saliendo con otra persona y muy bien pudo ser el tercero en cuestión el que la preñó, aunque fue a mí a quien le tocó hacerse cargo del asunto.
Ella misma me lo confesó mucho tiempo después, cuando nos separamos. Ya no recuerdo si eso lo conté acá o todavía no. En fin, por hoy, ése no es el tema.
La cosa es que, fuera de esa dudosa ocasión en la que una pareja mía quedó embarazada, ninguna otra mujer con la que haya estado ha pasado por lo mismo. Es cierto que yo soy míster condón y a la menor provocación me pongo mi globito o no hay nada que dar, pero, de todos modos, siempre existe algún momento en que se corre algún tipo de riesgo, se rompe el condón o penetras primero un poquitín a "chile pelón" y después lo forras.
En los meses pasados, una de las últimas veces que me acosté con La Flaca, estuvimos cogiendo toda la noche y en una de esas el condón se rompió. Ella estaba a punto de que le bajara la regla y yo me di cuenta justo en el momento que el látex se venció. Sentí un crujido, una especie de tronido raro e inmediatamente me retiré. Me saqué de onda.
A la mañana siguiente comenté el asunto que ella y le pedí que se tomara una pastilla anticonceptiva de emergencia para evitar cualquier riesgo de embarazo.
Ella no protestó ni nada -a pesar de mis temores- y compró la pastilla y se la tomó delante de mí, para que yo estuviera tranquilo. Sí, me calmó la ansiedad porque no quería embarazar a La Flaca por nada del mundo.
Pero lo cierto es que no sé cómo ando en los asuntos de la fertilidad. Dicen que los hombres de hoy tenemos un conteo muchísimo más bajo que los de antes; que la vida cotidiana de la actualidad provoca una drástica reducción de la cantidad, motilidad y salud general de los soldaditos. Dicen también que factores como el estrés, la contaminación, la alimentación y otros, afectan el volumen seminal y su contenido. He escuchado también que usar la computadora sobre las piernas -como lo estoy haciendo en este momento- afecta a la producción de semen por dos razones, la temperatura -los espermatozoides resisten poco lo caliente- y la radiación emitida por el equipo.
En el contexto de que no tengo una pareja mujer con quien esté planeando hacer familia, que estoy en mis early fourties y que cumplo con muchos de los requisitos para ser un hombre reproductively challenged, igual y en una de esas mis balas son de salva.
Tal vez pronto me haga un examen y calme mi ansiedad en este tema. Por ahora, sigo usando condón como si de eso dependiera mi vida.

sábado, 5 de enero de 2008

Recuentos


Imagen tomada de: http://ellesirg.files.wordpress.com/2007/06/retrovisor1.jpg

Una vez ido el 2007, pienso en él como un año muy malo para mí. Después de conversar con algunas personas creo que fue malo también para ellas. No para todos, lo sé. Aquí haré algún recuento básico de lo que puedo recordar que caracterizó el año pasado en lo que respecta al tema que ocupa a este blog.
El 2007 empezó con una gran fiesta que organicé junto con una amiga en casa. Digo gran fiesta porque, a pesar de que no éramos muchos -unos ocho- sí fue un gran esfuerzo porque nos pusimos a cocinar desde temprano e hicimos no sé cuántas cosas de comida. En resumen, recibí el año con una gran fiesta entre amigos, bailando y riéndonos hasta más allá de las cinco de la mañana. Nada de sexo esa noche, pero estaba contento.
A principios del 2007 una amiga se fue a vivir al extranjero, con su pareja, con quien estaba a punto de casarse. Para despedirse, nos fuimos a tomar unos tragos y, una vez que le hicieron efecto, nos fuimos a mi casa e hicimos el amor. Mal, como siempre, pero digamos que nos la debíamos y que era seguro que así nos despediríamos. Me pregunto qué estaría haciendo el futuro marido, allá en el otro país, mientras esperaba que llegara su "esposa to be" ¿le habrán dado también su despedida?
Las cosas con El Señor de las Imágenes siguieron muy bien, llenas de afecto, de expresiones de cariño, de buscar momentos para estar juntos, etcétera, pero, gracias a este blog que también empecé el año pasado, comencé a darme cuenta de que hay cosas que no me gustan, que me gustaría reavivar la pasión, incluso empecé a sentir la falta de convivencia con una mujer, pues pasaron muchos meses en los que yo nomás tuve sexo con él.
A lo largo de este año, esporádicamente, se apareció La Flaca en mi vida y en mi cama, como para echarnos el acostón que cada tanto tiempo repetimos. No estuvo mal, pero tampoco de lo mejor.
Este año 2007 también tuve una visita inesperada, de La Azotada Europea, por un problema familiar. Pasó únicamente una noche en casa pero eso bastó para que después me hiciera el comentario-reclamación de que no le había tirado la onda ese día, que esperaba que yo lo hiciera. No las entiendo. Venía por un problema grande y serio, tiene a su marido en Europa, a su amante también y de todos modos quería sexo conmigo en esas circunstancias. Increíble. Yo no hubiera podido de haber estado en su lugar, creo. A veces los cambios de escenarios liberan la libido. Eso es algo que ya he escrito por acá.
Hubo un intento de otros amigos de presentarme a una chica muy jovencita, que no me gustó realmente mayor cosa y que no fructificó. La cosa quedó hasta ahí, por ahora.
Hacia finales de este año las emociones en torno a mi sexualidad se hicieron más presentes. Me enteré por La Mujer del Bosque que La Internauta Italiana le comentó a El Diplomático Oriental que yo tenía una relación con El Señor de las Imágenes. Eso hace que casi se me saliera el corazón. Cuando lo comenté con El Señor de las Imágenes entramos los dos en un estado mala onda, muy molestos y terminamos alejándonos un poco de La Mujer del Bosque, quien está pagando por nuestro malestar anímico. Uno de los costos que tuvo esa declaración fue que yo ya no puedo pensar eróticamente en La Internauta Italiana porque me viene a la mente su comentario y ahora la odio por eso. Al parecer, entonces, El Diplomático Oriental, uno de mis más queridos amigos, sabe mi rollo y, según supe, está molesto conmigo porque yo no le he contado directamente.
Días después me acosté con La Flaca y en algún momento empecé a sentir que podría tener sentido que tuviéramos una relación de "mantenimiento" mientras ambos conseguíamos pareja por otro lado. Fue una idea que me atravesó la mente pero que se estacionó por unos momentos y empecé a darle vueltas al asunto.
En tanto, el 2007 fue también el año en que apareció nuevamente Audrey y nuevamente empezamos el juego de seducción, conversando por mail, por teléfono, viéndonos para tomar café por las tardes, inventándonos cosas que sería bueno compartir. Para después de unas cuantas salidas, todo de gente muy decente, yo ya estaba listo para hacer el amor de nuevo con ella. En realidad estaba listo desde hacía tiempo, pero ahora sentía que ya no podía esperar más. Avanzamos las cosas y una vez me invitó a comer a su casa. Yo me porté como el provocador que soy y no le insinué nada, simplemente estuve correcto y encantador. Otro día cenamos en un lugar que nos gusta mucho a los dos. Al día siguiente ella tuvo un problema serio y yo estuve ahí para ayudarla, porque me llamó por teléfono para que fuera en su rescate. Pensé, ahora sí, esta noche, pero no fue posible. Se postergó hasta tres días más tarde cuando, después de una excursión al centro del DF acabamos besándonos en plena calle y a la vista de todos. Pasamos la noche juntos y estuvo maravilloso. Tanto, que el neurótico que traigo dentro empezó a sentirse genuinamente sacado de onda respecto a este momento de felicidad en una de las circunstancias más raras: ella estuvo todo este año en un proceso de tratamiento de su fertilidad para embarazarse por inseminación artificial. No ha podido terminarlo exitosamente hasta el momento y el 2008 será el año de intentarlo mediante la técnica de in vitro. En tanto, en la noche que pasamos juntos y al día siguiente que nos despertamos, yo hice el amor con estricto uso del condón. Lo disfruté como pocas cosas he disfrutado en el 2007 y como siempre he disfrutado del sexo con Audrey, que es una de las personas con quien ese tema resulta siempre a la perfección.
Me faltaba comentar que este año que ha muerto fue el que volví a ver a Mi Francesa Preferida, de quien he comentado en entradas anteriores. La volví a ver y me volvió a gustar tanto como siempre, volví a sentir húmedas las manos del sudor y volví a sentir palpitaciones cuando me la encontré. Hice lo posible para organizar encuentros para conversar. Así sucedió una vez, cuando conocí su nueva casa y salimos por un café. Realmente me gusta esa mujer, es linda, es inteligente, es algo así como todo lo que yo quisiera en alguien. El único problema es que parece que no le intereso prácticamente nada en el tema pareja porque, después de esa salida, yo la invité nuevamente para que hiciéramos algo juntos, no sé, el cine o algo así y me mandó un mail diciéndome que no tenía tiempo porque estaba ocupada, ocupadísima y que no le sería posible distraerse más porque su meta era terminar unos compromisos profesionales a la brevedad. Mensaje recibido: se acabó la historia con la francesa. Lo malo es que nunca me la cogí, y ésa era también una de mis ideas, lo lamento.
La sorpresa del año: encontarme primero a la familia de El Neurólogo Catalán. Casi me da un brinco el corazón, cuando encontré a sus dos hijos, que no conocía, y a su esposa -supongo que era su esposa, ¡qué fea!- con un cartel con su nombre apoyándolo en una carrera atlética. Los vigilé durante una hora para ver si yo también podía verlo, aunque fuera de lejos. No sucedió así y yo salí de ahí pensando en él. Fuera del estadio, hacia la sección de registro de corredores, lo vi. Estaba parece un poco más gordito. Lo vi incluso un poco más chaparro, pero era él, estoy seguro. Era de noche y no se distinguía bien todo, pero sí, era él. Pasé a unos metros de distancia. No sé si él no me vio o sí y se hizo el ciego, lo cierto es que yo lo dejé pasar. Yo iba con alguien de mi familia, pero incluso nada hubiera pasado. Pero no me atreví, lo vi pasar únicamente. Después de eso, me quedé como en blanco. Me costaba mucho responder a cualquier pregunta, estaba en la luna, pero no por la nostalgia de los buenos momentos con él, sino por el hecho de que no me atreví a abordarlo.
Por último, Leo, el amante telefónico anda desaparecido. He llamado a su número, la única forma de contacto que tengo con él y contesta una grabadora con una voz de mujer. ¿Se habrá mudado de casa? ¿estará viviendo con otra persona? ¿Se habrá casado? No me parece que eso pudiera ser cierto, se "oía" bastante gay, eso era justo lo que no me gustaba de él. La cosa es que, después de no sé cuántos intentos de llamadas, no he tenido la suerte de encontrármelo y tampoco él ha llamado. Buuuu y yo que quería que estas vacaciones fueran la fecha de nuestro encuentro personal por primera vez en nuestra historia. Ya no fue así en el 2007 ¿será en el 2008?
Acá estoy, a la vuelta de todas esas peripecias, pensando en mi futuro, disfrutando la soledad y al mismo tiempo queriendo tener más compañía, más sexo, mejor.
Lo mejor en el 2008 para todos quienes han leído alguna vez este blog.

domingo, 30 de diciembre de 2007

En oferta


Imagen tomada de: http://www.mundochica.com/imagenes/Septiembre/copas-vino.jpg

Temporada navideña o vacaciones o la acostumbrada solitude decembrina o algo peor, quizá una necesidad de volver a sentir mujeres o de volverme a sentir entre mujeres, para sentirme masculino de nuevo, para ser el único con pene en la cama. Lo cierto es que de pronto necesito heterosex y este fue el caso en estos días. Audrey revisitada y La Flaca también. ¿Qué poca, no? dirían los que me conocen. La verdad es que sí, que tengo poca y estoy en plan de que me vale todo.
Siempre he pensado que esto de probar con hombres es algo pasajero. Pero bien me lo dijo La Mujer del Bosque un día, la mala suerte fue que me topé con la mejor persona que podía encontrar. La peor persona para dejar, para escapar de él.
Lo extraño, lo sé. Volverá, volveremos a estar juntos, pero ahora disfruto las noches entre mujeres, mintiendo allí, disimulando allá y contando medias historias por todas partes. No me importa. Hoy soy uno de esos hombres que disfrutan de coleccionar historias de cama.
Anoche, mientras La Flaca aprovechaba su estado etílico para montarse en mí, yo me desdoblaba en el pensamiento y me veía allí como si estuviera fuera de mí, mirando desde arriba, observando a un hombre de más de cuarenta y una mujer más o menos de la misma edad dándose un gusto simplemente por hacerlo. Hacer volar la noche sin límites y disfrutar de una velada en donde sabes que te vas a emborrachar, sabes que te lo van a pedir y sabes que lo vas a dar. Eso sí, cero besos. Forma parte de mis irreductibles y caracterizan mi hijaputez con la susodicha. A momentos es triste, es sórdido es patético, pero lo disfruté, no puedo negarlo.
Claro que disfruté más aquella noche con Audry, hace unos días. Pero yo me sentía raro en aquella ocasión o la rareza me alcazó a mitad del encuentro. No sé qué fue lo que pasó. Quería estar con ella y me empezó a gustar mucho hacer el amor pero de pronto lo único que quería era acariciarla, hacerle sexo oral, disfrutar su olor, sus besos. Yo cantaba, mientras tanto: nada sabe tan dulce como su boca/ tan solo alguna cosa que no se nombra.
Me sentí solo allí con Audrey, me sentí como perdiendo frente a mis sentimientos, considerando la posibilidad de una vida juntos. Ella se dio cuenta de mi vulnerabilidad y me preguntó, pero yo no respondí, pero casi podía leerme, fui obvio. Demasiada ternura simpre termina en suspicacias. Luego ella lloró y eso me empezó a dar un poco de flojera. Dormimos muy abrazados. Yo la tenía toda rodeada. Por alguna razón mi boca estaba llena de pavor esa noche. Dormí mal. Pensaba en El Señor de las Imágenes pero trataba de borrarlo de mi mente para disfrutar el momento. Estaba totalmente consciente. También estaba demasiado consciente de mi cuerpo y mi pene se encargó de recordármelo. Ayer no. Estaba borracho, había fumado. No, no había fumado, fumé después, algo así. Hoy por la mañana seguía con ganas de tener el mejor sexo impersonal que puedo tener, el que tengo con La Flaca.
Me siento hoy como el personaje de Judy Dench en Escándalo. Cínico y divertido, escribiendo un diario inmoral.
Pero debo aceptarlo, lo extraño.

martes, 23 de octubre de 2007

Reunión cumpleañera


Bien, ya cumplí 43 años... y todo sereno.
Hice una reunión familiar a la que invité a algunos amigos. La pasé muy bien, muy contento, sin embargo, no dejó de llamarme la atención la conexión que tengo con cada uno de los amigos a los que invité y, dado que es rara, más rara se veía que yo se los presentara a mi familia. Me voy a ir explicando por partes para tratar de ser claro.
La primera invitada fue La Flaca, a quien le comenté sobre la reunión con mucha anticipación. Como puede verse por la lectura de este blog, ella es una de mis amigas más cercanas y en mi familia piensan que yo tengo "algo más que una relación de amistad con ella" y yo no tengo ningún problema en dejarlos pensar eso. Lo cierto es que, salvo algunas veces en que nos gana la risa y terminamos en la cama, nuestra relación es básicamente amistosa y tiene poco o nada de ingredientes sexuales. Tuvo hace tiempo pero ya no tien más. Por cierto, a ella le encanta ser considera como la amiga-novia de este servidor para los ojos de mi familia.
La segunda persona que invité fue a El Señor de las Imágenes, a quien mi familia conoce por encuentros casuales en algunos lugares y al que le tienen un aprecio basado casi exclusivamente en lo que yo les he contado de él. De mi familia nadie sabe, por supuesto, que él es mi pareja y por esa razón y por ser la primera vez que él iba a ir a una reunión familiar en pleno, estaba muy nervioso, pensando, tal vez, que nuestra relación "se podría notar". Pues yo creo que no se notó nada en particular porque prácticamente él y yo no cruzamos palabra en toda la tarde-noche, así que yo creo que la cosa pasó de incógnito, aunque él tiene ciertas suspicacias respecto a mi mamá. Yo también las tengo, pero, mientras ella se haga la loca, pues ni modo que sea yo el que me encargue de ventilar estos asuntos.
La siguiente persona que invité fue La Mujer del Bosque, de quien no todos en mi familia saben que es gay o bi. Claro que a ella se le nota un poco porque es medio fuerte, pero en esta ocasión iba muy bien arreglada y se portó bien. Con ella alguna vez nos fuimos a la cama y fue una de las experiencias más raras que he tenido porque yo estaba borracho y por eso fue que me animé. Ella no me gusta absolutamente nada pero ese momento fue muy íntimo y yo estaba muy sensible. Habíamos estado conversando sobre mi vida pasada y yo lloré, lloré un montón mientras le contaba mis antiguas tragedias, justamente porque se me habían pasado las copas y me había puesto sentimental. Sin saber ni cómo, terminamos en mi cama y yo me encargué de hacerle un sexo oral largo y tendido, hasta que alcanzó el orgasmo. Cual sería mi sorpresa cuando ella me confesara después que era la primera vez que tenía un orgasmo con un hombre. Y eso que había tenido varios novios y relaciones estables. Bueno, ella también fue a mi fiesta de cumpleaños. Ella sí sabe cuál es mi relación con El Señor de las Imágenes. Es la única.
La siguente invitada fue una amiga, compañera de la universidad que estuvo fuertemente enamorada de mí durante un tiempo, pero todo fue en vano porque yo nunca le hice caso. Luego de esa larga, larga temporada, nos hicimos amigos muy cercanos y lo hemos seguido siendo desde hace veinte años. Una vez, en su casa, fumamos mota y nos agarró la noche. Decidimos que estábamos muy pasados y yo me quedé allí con ella. Al poco rato que estábamos en su cama, ella intentó meterme mano y yo reaccioné como si hubiera visto un fantasma: me levanté de un salto, le dije que me tenía que ir, tomé mis cosas y salí de ahí despavorido. No quería tener nada de rollo con ella y por eso evité a toda costa caer en provocaciones. Ella se hizo la loca y nunca más comentamos el punto. Ahora ella me cuenta las frustradas historias que tiene para conseguir pareja y yo le cuento algunas de las historias de pareja que yo he tenido. Excepto la de El Señor de las Imágenes. Cuando yo se lo presenté, a ella le llamó bastante la atención y trató de ligárselo, pero él nunca le hizo caso y quedó la cosa en amigos. Debido a que hay muchas otras cosas que contar de ella, de ahora en adelante ella ocupará el nombre de La Ricitos Colorados.
Mis últimos invitados fueron un amigo que conocí por asuntos de mi trabajo y su novia, con la que vive en la ciudad de México. La Mujer del Bosque sabe que este hombre llamó mi atención en el principio de nuestra relación. En realidad todavía lo sigue haciendo y a veces siento que sus mensajes son ambiguos, pero, hasta donde sé y hasta donde él se ha dejado ver, es completamente straight, apasionado de las mujeres, muy sexual, medio infant terrible a ese respecto y no se plantea ni de broma la exploración con otros hombres. Asistió con su novia, la cual me parece una chica hermosa, simpática y muy inteligente. Él será conocido en este chat como El Infant Terrible.
Pues ahí estaban, mi eterna enamorada-supuesta pareja, mi pareja, mi confidente, mi amiga la que quiso propasarse un día de marihuana y mi nueva atracción and his beautiful girlfriend, como en la canción de Alanis Morrissette. Todos ellos en una gran reunión familiar con mi abuela, mi madre, mi hermano, mis tías, tíos, primos, etcétera, todos reunidos por mi cumpleaños.
Feliz cumpleaños a mí.

sábado, 14 de julio de 2007

Algo personal

Imagen tomada de: http://www.criminalistaenred.com.ar/Lectores%20de%20huellas%202.html

El erotismo es la apreciación subjetiva de la sexualidad, la interpretación intelectual, la forma en que le damos sentido y significamos esa realidad biológica de ser sexuados. Es, digamos, la parte más estrictamente humana de la sexualidad y, claro está, aquello que nos hace únicos.
No hay nada tan personal como el erotismo en las personas. Si uno hiciera una encuesta y preguntara a la gente qué es lo que le parece erótico, encontraríamos un gran tronco de coincidencias, un cuerpo simbólico que remite a nuestra cultura y a los valores que compartimos en común. También encontraríamos aquellos que socialmente es considerado no sexual, un saber y una forma de percibir el mundo que está allá afuera y que es aprendida individualmente por cada uno de nosotros. Sin embargo, el detalle fino, la diferencia que nos hace únicos se encuentra en las ramas de ese gran árbol, esas pequeñas hojitas que dan cuenta de nuestra personal interpretación del mundo y del sexo, es por decirlo de algún modo, el lente con la que enfocamos nuestra experiencia sexual.
Esa individualidad erótica se vive en la práctica en el encuentro de las parejas. Toparnos con gente que hace el amor tal como nos gusta es bastante difícil, es casi un golpe de suerte, pero hacer coincidir todo nuestro mapa erótico con alguien me parece que es una empresa imposible.
Como en todas las etapas de mi vida en pareja, hoy me encuentro en una con la que tenemos grandes coincidencias en lo sexual pero también grandes diferencias. Por ejemplo, a él no le gusta mucho hablar durante el sexo, porque dice que se desconcentra, en cambio a mí me encanta. Él muere de ganas de que un día nos bañemos de aceite, de gel, de crema o de cualquier sustancia resbaladiza y nos frotemos el uno contra el otro. Esa es, de hecho, una de unas mayores fantasías no satisfechas en nuestra relación de pareja. A mí, en cambio, eso no me atrae mayor cosa y siempre le contesto que sí lo podemos hacer, pero no en mi cama, que es donde siempre o casi siempre hacemos el amor.
En el terreno de la imaginación las diferencias también existen. A él le gustaría que hiciéramos un trío con alguien más, un hombre siempre, con el que organizáramos un ménage a trois en el que él estuviera en el medio y fuera penetrado por mí y por el invitado especial. Eso le parece sumamente erótico. A mí no tanto. En cambio, cuando se trata de ménages a trois, lo que a mí se me antoja es un trío con una mujer, en la que nosotros dos estemos penetrándola, mientras nos vemos a los ojos.
La Flaca, en cambio, tiene una persistente fascinación por el exhibicionismo. Le excita poderosamente la idea de ser observada mientras hace el amor con alguien. Nunca ha llevado a cabo su fantasía, pero simplemente con que se le venga a la mente la idea se enciende sexualmente. Otra cosa que le erotiza es imaginar que ella deja entrar a un hombre a su casa con la intención de hacer algún servicio doméstico, como plomería, carpintería, pintura, etcétera, lo seduce y tiene relaciones con él.
El amigo telefónico tiene la fantasía de penetrarme violentamente, de una sola vez y atestiguar que me duele. Eso le excita porque supongo que tiene una callada fascinación por ser un atacante. Le gusta decir malas palabras durante el sexo, insultar y eso también tiene coherencia con el perfil que estoy haciendo de él. Es un hombre amable, muy respetuoso y seguramente tímido, pero cuando estamos imaginando hacer el amor, se vuelve alguien agresivo y vive su fantasía de esa forma. A pesar de ser gay, tal como él me lo ha hecho saber, no le gusta mucho dar sexo oral a un hombre, tampoco lo han penetrado nunca, ni le gusta mucho la idea. Su personaje erótico es algo que yo francamente no comparto mucho. Bueno, hay una parte que sí, una pequeña parte de su persona sexual que sí me gusta a veces y que es el uso de cierta fuerza aplicada para la provocación, para tener relaciones aunque la otra persona diga que no. Para mí un "no" es excitante y convertirlo en un "sí" se vuelve un objetivo.
A Audrey le gustaba mucho el drama, la personificación. Era toda una actriz de clóset y creo que secretamente guardaba su gusto por ser una dominatriz, alguien fuerte en la cama, que pudiera atar a su hombre y tener el control de todo. Si eso es cierto, fue una fantasía que nunca llevamos a cabo, pero creo que por ahí iba la cosa. A veces yo sentía además que ella estaba viviendo su propio cuento cuando hacíamos el amor. Como que se desconectaba o como que actuaba demasiado sus expresiones. Sus gemidos eran bastante cinematográficos, tanto que a veces yo pensaba que debía estar exagerando. Ella aseguraba que no, pero yo no me quedaba muy convencido. A mí me gustaba imaginar escenas en las que ella era una mujer que estaba más arriba en la escala social (realmente lo estaba) que yo. Por ejemplo, que era una princesa medieval y yo un guerrero que hacía el amor con ella secretamente, evadiendo la vigilancia de sus padres quienes me habían conferido a mí la responsabilidad de cuidar su virginidad. Otras veces me imaginaba siendo un guerrero árabe que cuidaba del harem de un sheik poderoso y, burlando las reglas, hacía el amor con una de sus mujeres. Así mis fantasías.
Puedo seguir contando otras formas del erotismo en las personas que conozco sexualmente, o de aquellas con las que no he tenido sexo pero que los momentos de intimidad han permitido hacer espacio para las confesiones. Lo que quería expresar acá es esta vivencia personal que es el erotismo, esto único que tenemos como individuos, aquello que nos hace personas, que nos separa y al mismo tiempo nos une con los demás es algo que todos llevamos dentro y que ponemos en marcha tanto en la intimidad como en la esfera de lo público, que moldea nuestra personalidad y le da forma a esa huella digital, a ese código genético único que es nuestra experiencia del sexo.