martes, 23 de octubre de 2007

Reunión cumpleañera


Bien, ya cumplí 43 años... y todo sereno.
Hice una reunión familiar a la que invité a algunos amigos. La pasé muy bien, muy contento, sin embargo, no dejó de llamarme la atención la conexión que tengo con cada uno de los amigos a los que invité y, dado que es rara, más rara se veía que yo se los presentara a mi familia. Me voy a ir explicando por partes para tratar de ser claro.
La primera invitada fue La Flaca, a quien le comenté sobre la reunión con mucha anticipación. Como puede verse por la lectura de este blog, ella es una de mis amigas más cercanas y en mi familia piensan que yo tengo "algo más que una relación de amistad con ella" y yo no tengo ningún problema en dejarlos pensar eso. Lo cierto es que, salvo algunas veces en que nos gana la risa y terminamos en la cama, nuestra relación es básicamente amistosa y tiene poco o nada de ingredientes sexuales. Tuvo hace tiempo pero ya no tien más. Por cierto, a ella le encanta ser considera como la amiga-novia de este servidor para los ojos de mi familia.
La segunda persona que invité fue a El Señor de las Imágenes, a quien mi familia conoce por encuentros casuales en algunos lugares y al que le tienen un aprecio basado casi exclusivamente en lo que yo les he contado de él. De mi familia nadie sabe, por supuesto, que él es mi pareja y por esa razón y por ser la primera vez que él iba a ir a una reunión familiar en pleno, estaba muy nervioso, pensando, tal vez, que nuestra relación "se podría notar". Pues yo creo que no se notó nada en particular porque prácticamente él y yo no cruzamos palabra en toda la tarde-noche, así que yo creo que la cosa pasó de incógnito, aunque él tiene ciertas suspicacias respecto a mi mamá. Yo también las tengo, pero, mientras ella se haga la loca, pues ni modo que sea yo el que me encargue de ventilar estos asuntos.
La siguiente persona que invité fue La Mujer del Bosque, de quien no todos en mi familia saben que es gay o bi. Claro que a ella se le nota un poco porque es medio fuerte, pero en esta ocasión iba muy bien arreglada y se portó bien. Con ella alguna vez nos fuimos a la cama y fue una de las experiencias más raras que he tenido porque yo estaba borracho y por eso fue que me animé. Ella no me gusta absolutamente nada pero ese momento fue muy íntimo y yo estaba muy sensible. Habíamos estado conversando sobre mi vida pasada y yo lloré, lloré un montón mientras le contaba mis antiguas tragedias, justamente porque se me habían pasado las copas y me había puesto sentimental. Sin saber ni cómo, terminamos en mi cama y yo me encargué de hacerle un sexo oral largo y tendido, hasta que alcanzó el orgasmo. Cual sería mi sorpresa cuando ella me confesara después que era la primera vez que tenía un orgasmo con un hombre. Y eso que había tenido varios novios y relaciones estables. Bueno, ella también fue a mi fiesta de cumpleaños. Ella sí sabe cuál es mi relación con El Señor de las Imágenes. Es la única.
La siguente invitada fue una amiga, compañera de la universidad que estuvo fuertemente enamorada de mí durante un tiempo, pero todo fue en vano porque yo nunca le hice caso. Luego de esa larga, larga temporada, nos hicimos amigos muy cercanos y lo hemos seguido siendo desde hace veinte años. Una vez, en su casa, fumamos mota y nos agarró la noche. Decidimos que estábamos muy pasados y yo me quedé allí con ella. Al poco rato que estábamos en su cama, ella intentó meterme mano y yo reaccioné como si hubiera visto un fantasma: me levanté de un salto, le dije que me tenía que ir, tomé mis cosas y salí de ahí despavorido. No quería tener nada de rollo con ella y por eso evité a toda costa caer en provocaciones. Ella se hizo la loca y nunca más comentamos el punto. Ahora ella me cuenta las frustradas historias que tiene para conseguir pareja y yo le cuento algunas de las historias de pareja que yo he tenido. Excepto la de El Señor de las Imágenes. Cuando yo se lo presenté, a ella le llamó bastante la atención y trató de ligárselo, pero él nunca le hizo caso y quedó la cosa en amigos. Debido a que hay muchas otras cosas que contar de ella, de ahora en adelante ella ocupará el nombre de La Ricitos Colorados.
Mis últimos invitados fueron un amigo que conocí por asuntos de mi trabajo y su novia, con la que vive en la ciudad de México. La Mujer del Bosque sabe que este hombre llamó mi atención en el principio de nuestra relación. En realidad todavía lo sigue haciendo y a veces siento que sus mensajes son ambiguos, pero, hasta donde sé y hasta donde él se ha dejado ver, es completamente straight, apasionado de las mujeres, muy sexual, medio infant terrible a ese respecto y no se plantea ni de broma la exploración con otros hombres. Asistió con su novia, la cual me parece una chica hermosa, simpática y muy inteligente. Él será conocido en este chat como El Infant Terrible.
Pues ahí estaban, mi eterna enamorada-supuesta pareja, mi pareja, mi confidente, mi amiga la que quiso propasarse un día de marihuana y mi nueva atracción and his beautiful girlfriend, como en la canción de Alanis Morrissette. Todos ellos en una gran reunión familiar con mi abuela, mi madre, mi hermano, mis tías, tíos, primos, etcétera, todos reunidos por mi cumpleaños.
Feliz cumpleaños a mí.

lunes, 22 de octubre de 2007

De pausas y de viajes

Imagen tomada de: http://www.artoris.es/

Después de casi dos meses de interrupción en este blog, retomo las reflexiones en torno a mi vida, mi persona, mi sexualidad, mi historia y todo aquello que ha ido saliendo en estos meses de intentar este nuevo –y viejo- modo de reflexión. Nuevo, porque ahora se hace de manera distinta, en computadora, conectado a una red, con la posibilidad de ponerlo ahí, para todos los que quieran leerlo. Viejo porque desde siempre he realizado este tipo de ejercicio, en cuadernos, en diarios, incluso con el terapeuta.
Aprovechando que voy volando en un viaje del trabajo, utilizo esta hora –o lo que dure la batería de la computadora- para escribir algunas líneas y reiniciar el ejercicio de pensar en mí, algo que he apreciado mucho desde la primera vez que fui con psicólogo y entendí en qué consistía hacer análisis. Ahora, después de años de no ir a consulta, después de mucho tiempo de haber sido dado de alta, extraño el hábito de ir, pensar en qué voy a hablar y darme cuenta que siempre, siempre, salía algo distinto de lo que tenía planeado. Un poco pasa lo mismo aquí. Empiezo con una idea más o menos preconcebida y termino hablando de otra cosa. Escribir en este blog se ha convertido también en una sorpresa de mí para mí.
En algunas de estas entregas he escrito sobre lo excitante que resulta pensar en encuentros casuales, sobre todo cuando uno está en otro escenario. Hoy es el caso, ya que estaré tres días fuera de la ciudad de México y bueno, uno nunca sabe con quién puede toparse. Lo cierto es que me gusta esta idea de “convocar a la casualidad”. Entrecomillo esa expresión porque no es mía, sino de un autor mexicano que a su vez citaba a otra persona para hablar de la fascinación de los viajes. En fin, uno nunca sabe con quién podría toparse y creo que en esta ocasión estoy mucho más abierto a que ciertas cosas sucedan.
Bien dicen que cuando uno busca una experiencia fuera de la relación de pareja es porque algo anda mal en ese tema. En este caso es cierto, aunque no necesariamente anda mal la cosa. Pongámoslo positivamente, digamos que podría estar mejor, tal vez se podría decir que existen muchas áreas de oportunidad para trabajar en ese rollo. Aunque también vienen a mi cabeza ideas de dejarlo todo y comenzar de nuevo.
Lo que ha pasado en este tiempo es que, no sé si a partir de este blog o de antes, seguramente de antes, he empezado a darme cuenta que la relación que tengo con el Señor de las Imágenes tiene límites, fallas, desencuentros e insatisfacciones. Creo que ésta es la forma más dura en la que he expresado ese sentimiento. Sin embargo, a pesar de todo lo que yo pudiera quejarme, desde hace mucho tiempo no me he animado a salir con alguien más. No sé por qué ha sucedido, aunque creo tener ciertas ideas al respecto. Lo quiero mucho y eso me jode el entusiasmo para salir y conocer otras personas. Todavía no me hago a la idea de terminar la relación que tengo y empezar otra. Sin embargo, siento que el tiempo pasa, que ya van siete años con él, que yo no tengo hijos, que no me he pensado viviendo así como lo estoy haciendo ahora, solo. Por el contrario, siempre me pienso viviendo en una relación de pareja con una mujer, con un niño por lo menos y viendo las caras felices de los miembros de mi familia porque finalmente “pude rehacer mi vida”.
Además de eso está el rollo sexual. Acá he mencionado más de una vez que ese asunto ha tenido momentos de mucho hastío porque siento que a esta relación le falta un poco de imaginación en la parte íntima, que funciona muy bien en otros aspectos, que hay muchísimo cariño y gusto y ganas de estar juntos pero creo que hoy me está costando mucho hacer como que acá no pasa nada, que estoy a gusto haciendo siempre lo mismo, no lo sé. Tal vez solamente me estoy quejando.
He tratado de hacer que las cosas sean distintas en los últimos meses. He buscado hacer más juego previo; he tratado de expresar qué cosas me gustan y qué cosas me disgustan; he cambiado los rituales; he vuelto a ocupar otros espacios de la casa, como la sala, el comedor, el baño, pero pareciera que yo soy el único que está buscando variedad y eso impacta también en mi propio deseo. Lo que uno desea es el deseo del otro, eso me queda claro, pero cuando el otro no tiene tantos problemas en mantener las cosas como están, en repetir siempre la misma faena, en ocupar invariablemente el mismo papel, se siente como una especie de monólogo de búsqueda, que el cambio y la experimentación es solo para mí, porque si dejamos las cosas tal como están, él estará de todos modos contento y satisfecho.
El otro día, después de una discusión que nos separó por más de tres semanas, entre el sacón de onda y las actividades de ambos –viajes y otras cosas- tuvimos relaciones. Cuando terminamos, él me dijo que necesitaba más besos, que sentía la cosa muy impersonal si no nos besábamos en la boca mientras hacíamos el amor. Yo estuve de acuerdo en que habría que besarnos más, pero le dije que no me gustaba cuando él lo hacía muy fuerte, muy violento, porque su barba me irritaba los labios y después me quedaban muy resentidos. Si lo hacíamos delicadamente, sin empujar su cara contra la mía, sin lastimarme, lo haríamos más seguido.
Sin embargo, creo que eso evidenció que yo no estoy mucho en el tema de lo sexual con él. Han seguido los encuentros y me siento un poco desconectado. Incluso, debo confesar, a veces no he tenido nada de ganas de hacer el amor y lo he hecho para que no haya problemas y porque en general a los hombres se nos da fácil ese rollo de coger aunque no tengamos ganas. Un poquito de estimulación y con eso basta. Me ha pasado así en este tiempo y creo que no está bien y también pienso que por eso estoy pensando en tener otras historias.
El vuelo se está terminando y voy a tener que terminar este post. Quiero finalizar diciendo que, haya o no haya aventuras en estos días, en la cabeza me está dando vueltas esta idea de que no estoy completamente satisfecho ahora y que básicamente tengo de dos sopas, arreglo lo que tengo o empiezo a pensar que es momento de partir. La mujer del bosque me dijo hace unos meses “a ti lo que te paso es que quisiste experimentar el rollo con un hombre y te topaste, para tu mala suerte, con el hombre más bueno y maravilloso que pudiste encontrar, que te ama y que hizo que lo amaras mucho, ahora eso es lo que te está pesando para terminar esta relación y empezar otra con una mujer, tal como siempre te he pensado”. Fueron palabras duras que han resonado en mi cabeza desde entonces.
¿Cómo deshacerse de un hombre maravilloso? Tiene sentido terminar lo que funciona o es mejor enfrentar las fallas y buscar soluciones. En el mejor estilo de aquella serie de televisión que tanto nos gusta a los dos ¿Cuándo hay suficientes razones para terminar algo maravilloso?