sábado, 4 de agosto de 2007

En un mar de sueños

Imagen tomada de: http://www.mundosimaginados.com/galeria_1/640x480/mar_de_nubes.jpg

Disfrutando mi último día de vacaciones, estuve en casa toda la mañana, revisando mis correos electrónicos, leyendo un rato y cocinando, tres de las cosas que más me gusta hacer cuando estoy solo.
En la navegación por internet, me puse a revisar otros blogs y sitios web de contenido erótico. Después de un rato saltando de aquí para allá y de regreso, estaba muy excitado y me masturbé. La última imagen que tuve en el monitor de la computadora fue una pareja de hombres negros que estaban haciendo sexo oral. No era particularmente erótica, pero me sirvió para echar a volar mi imaginación y terminar pensando en otra cosa, hasta que llegué al orgasmo. Fue uno muy fuerte, muy eléctrico, que viajó por mi cuerpo desde mi cabeza, erizándome el cuero cabelludo hasta la punta de mis pies, llenándolos de un exquisito hormigueo de miles y miles de puntos de luz que estallaban por dentro de mi cuerpo. Mi espina dorsal era una carretera donde oleadas de energía iban y venían arrítmicas, desordenadas y sin control.
Después de que me vine me fui a la cama porque quería leer un poco antes de bañarme. Me acosté de nuevo en la cama, me tapé y tomé el libro que estoy leyendo en este momento.
Poco a poco empecé a sentir una relajación muy particular. Era una relajación con una enorme sensación de placer, en las piernas, en la cadera, en la espalda, en los hombros, en la cabeza. Era un placer que emanaba de mis huesos, era algo profundo. Sentía mi esqueleto bajo los efectos del orgasmo que acababa de tener momentos antes, frente a la computadora.
Seguí leyendo un rato disfrutando de esa sensación que recorría mi cuerpo. Quería hundirme en el colchón de mi cama, quería que mi cama me abrazara, me acurrucara y me envolviera con su suavidad. Disfrutaba de la lectura pero me daba cuenta que el disfrute del orgasmo se estaba prolongando. "Eso pasa cuando uno se viene como Dios manda", pensé para mis adentros, porque francamente el orgasmo que tuve fue muy intenso, muy largo y me hizo eyacular un montón de semen.
Seguí leyendo unas cuantas páginas más, pero el sueño empezó a vencerme, a llevarme lejos de mi libro. Era una sensación increíblemente agradable, como cuando fumas mota y sientes que estás en otra dimensión. Eso, me sentía drogado por mis propias endorfinas y por todas las sustancias que mi organismo había liberado con esa masturbación. Todavía estaba despierto pero sentía que había perdido el control de mi cuerpo. Mi mente alcanzaba a tener conciencia de que me estaba quedando dormido pero mi cuerpo se había dormido hacía algunos minutos, en anticipación a mi mente. Seguían las oleadas de placer, mis huesos continuaban emanando aquello que me hacía sentir que todo mi ser era una energía que fluía por mi columna vertebral.
Era el placer después de el placer. Era yo dejándome vencer por mí mismo. Era una caída a un mundo alterno. Era yo. Era...
Y después de eso no recuerdo más.

No hay comentarios.: