martes, 8 de enero de 2008

Mis amigas y sus obsesiones


Ayer por la tarde comí con dos amigas que no viven en esta ciudad y que muy difícilmente tenemos oportunidad en el año para vernos. Las dos son menores que yo, una de ellas tiene algo así como 40 años y la otra 31. Ambas están casadas, la primera ya está separada de su marido y la segunda vive feliz con su pareja. La comida estuvo muy entretenida y lo que iba a ser un encuentro de un par de horas en un restaurante, derivó en una borrachera hasta las cinco de la mañana en mi casa.
El encuentro inició con las actualizaciones de rigor. Trabajos, parejas, amigos en común, salud, proyectos... Pronto derivó a cosas menos concretas como los miedos, las inseguridades, los deseos, las ansiedades, los mitos en las relaciones de pareja. Salimos del restaurante después de cuatro horas de risas y confesiones y, luego de un frustrado intento de tomar un trago en otra parte, terminamos en mi casa brindando con vodka tonic y, claro, hablando de sexo. La velada se convirtió en una larga sesión de chistes, confesiones, discusiones, azotes y liberaciones en torno al tema de las parejas, la cama y sus alternativas. El recuento de ese intercambio de ayer es el motivo de esta entrega.
La mayor de mis amigas es una mujer muy experimentada en lo sexual. Ha tenido muchas parejas, ha vivido con algunas, ha sido infiel y es bastante abierta en el tema. La segunda, la más joven, es mucho más conservadora y, dado que vive en un ambiente muy conservador, le resulta imposible hablar de muchas cosas relacionadas con lo sexual entre sus amistades. Anoche ésta estaba fascinada con la posibilidad de hablar de sexo, explícita, abierta y honestamente, al tiempo que los efectos del vodka se manifestaban en el ánimo de los tres y le daban calor y relajación a la charla.
Supe algunas cosas de mis amigas. Por ejemplo, que la mayor se excita cuando ve una escena porno protagonizada por dos mujeres; que perdió la virginidad a los 16 años con un novio que vendía pan Bimbo en un camión repartidor; que veinte años más tarde se lo volvió a encontrar, en otra ciudad y se lo volvió a coger; que algún día se quiere tirar a un negro que tenga una gran verga; que se coge a un vecino cuando su novio no la visita; que lo que más le gusta de su novio actual es que no le tiene asco a nada; que no tiene un vibrador pero que su novio piensa regalarle uno; que en su opinión, los españoles cogen pésimo porque tienden a ser tan entretenidos y creativos en la cama como los conejitos de Energizer.
De la otra me enteré que solamente ha tenido dos hombres en su vida, un novio y su actual marido; que alcanza el orgasmo con una facilidad que deja sorprendido a su esposo; que se manda mensajes calientes y clandestinos con su novio anterior; que tiene un novio virtual que conoció a través del Internet desde 1996 y que de entonces a la esta fecha mantienen una amorosa, profunda y platónica relación de amantes; que ambos se casaron en el transcurso de esa relación con parejas en sus respectivos países pero que tienen sexo telefónico o virtual esporádicamente; que su esposo es muy tierno, pero que extraña a su anterior novio que era un macho dominante, impositivo que la intimidaba terriblemente y con quien tuvo una larga relación que estuvo basada fundamentalmente en un sexo fantástico, ilimitado, desaforado y casi extremo; y que le da vergüenza o siente cierta desventaja porque a su edad ha tenido únicamente dos parejas.
La primera está viviendo un proceso de separación doloroso de un hombre que dejó de amarla de pronto. Tiene ahora un novio que sería el sueño dorado de muchas, pero siente reticencia a imaginarse viviendo feliz a su lado y cree que pronto volverá a México, soltera. Le gustaría tener un hijo pero piensa que lo más probable es que lo haga sola. Después de muchos años de intentarlo en otras circunstancias, ahora cree que vivir el cuento de hadas de tener una familia con un marido y unos hijos lindos es una reverenda mamada.
La segunda, en cambio, sigue enamorada de su marido, pero, en sus propias palabras, "she needs another dick" y pensó que volver a acostarse con su anterior novio era una opción para satisfacer su necesidad. Después de muchas operaciones por un complicado estado de salud, le dijeron que era prácticamente imposible que tuviera hijos porque un embarazo en sus condiciones sería de altísimo riesgo. Ella sufre por eso porque no concibe su vida futura sin tener descendencia. Me confesó que siempre ha sentido atracción por mí, pero que acostarse conmigo sería romper un lazo de hermandad equivalente casi a un incesto. Nunca me preguntó si a mí me gustaría acostarme con ella.
Hacia el final de la velada la mayor se conectó al internet con mi computadora y, utilizando mi crédito de Skype, llamó a su pareja al otro lado del Atlántico para decirle que lo extrañaba. La menor se fue a dormir absolutamente alcoholizada y al día siguiente recibió una llamada de su primer novio, el macho dominante y se puso de acuerdo para encontrarse después de tres años de no tener contacto.
De mi se enteraron poco, básicamente por dos razones. La primera, porque no preguntaron mucho, estaban más interesadas en hablar, en contar y en obtener opiniones en torno a sus atribuladas vidas. La segunda, porque lo poco que preguntaron fue contestado con evasivas. Yo no tengo la costumbre de andar ventilando mi vida sexual por ahí con mis amigas, para eso tengo este blog, faltaba más.

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