jueves, 5 de julio de 2007

Esto sí, esto todavía no




Hace unos días, en el ámbito laboral, me tocó hacer un ejercicio en un grupo que consistía en escribir tres habilidades que yo identificaba en mí mismo y tres debilidades o carencias que según mi criterio, considerara que debía trabajar. El ejercicio fue interesante porque, dado que se hizo con la participación de mucha gente, consistía en empalmar las carencias de unos con las habilidades de los otros y viceversa. Lo menciono aquí porque quiero que me sirva de reflexión ya que, cuando me tocó escribir lo que se me pedía, me costó identificar tanto lo positivo, es decir, mis capacidades y habilidades, como lo negativo, o sea, mis carencias y debilidades.
Quisiera aquí hacer un ejercicio similar pero relacionado con mi vida sexual como para identificar aquello que yo considero que me sale bien, en lo que yo me siento seguro y “talentoso” y las otras que pienso que podría mejorar o que de a tiro no tengo, cualidades que no poseo y que a lo mejor no voy a tener. En el momento que estoy escribiendo estas líneas, no tengo la menor idea de qué voy a decir.
Las tres habilidades.
1. Soy muy paciente con el sexo. Me gusta la seducción en cámara lenta, con cosas que no son directamente sexuales pero muy eróticas como una buena conversación, una música agradable, una rica comida. No soy un atacante de primer momento, soy más bien un corredor de carrera de fondo. Lo mismo aplica en el sexo explícito, soy un fanático del juego previo y de llevar las cosas a un punto en el que me pidan más.
2. Duro mucho tiempo en un coito. Puedo controlar mi proceso de excitación todo lo que yo quiera, sin problemas de eyaculación precoz, de cansancio o de desesperación por acabar pronto. Esto en realidad puede ser tanto positivo como negativo. En el caso del sexo con las mujeres creo que definitivamente es positivo, porque para ellas, mientras más tiempo, mejor. En el caso de los hombres, por el contrario, tal vez no sea tan positivo porque, en mi experiencia, las penetraciones anales son más irritantes y quien me está recibiendo puede terminar con molestias o pidiéndome que termine pronto porque ya se siente incómodo.
3. Creo que soy imaginativo en el sexo. No me gusta repetir el menú muy seguido porque eso me aburre mucho. Dado que tiendo a ser controlador, siempre estoy cambiando la manera de hacer sexo. Parto de la idea de que el sexo siempre es diferente, pero uno es quien lo hace diferente, con los cambios en las posiciones, en los lugares, en la duración, en la fantasía incluida, en la intensidad, etc.
Ahora las carencias y lo que se podrían trabajar.
1. No soy muy afecto a recibir caricias. Prefiero mil veces darlas que recibirlas, soy muy activo en ese aspecto. Me desespera una caricia torpe, o muy lenta, o que no me toque lo suficiente. A veces creo que esto se arreglaría con que yo fuera diciendo el qué, cómo, cuando y dónde.
2. En concordancia con el punto tres de la sección anterior, soy bastante controlador. No he tenido muchos problemas hasta ahora porque creo que a las mujeres –y algunos hombres- les gusta sentir la dominación y yo puedo proveer eso. Sin embargo, algunas de las razones por las que yo considero que he tenido mal sexo es porque dicha persona quiere dominar y llevar la batuta y eso no es tan fácil que suceda porque yo puedo soltar algo de poder, eso sí, pero siempre dificultosamente.
3. Tiendo a desconcentrarme si algo me está molestando y a veces llegan a ser muchas las cosas que me molestan, como la excesiva saliva de la otra persona, sobre todo cuando me está dando sexo oral, el televisor encendido, las caricias mal hechas o que me hagan hacer cosas que no me gustan.
Bueno, ahí está, casi a punto de dormirme esta noche, entrego este post, pero creo que seguiré reflexionando sobre él porque, sobretodo en la segunda sección, que es donde encuentras posibilidades para trabajar en la mejora de la calidad de tu vida.
Ni modo, terminó con un tono empresarial pero conste que yo avisé que este post estaba inspirado en un ejercicio laboral.

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