martes, 22 de mayo de 2007

El tamaño


Aquí voy con mi propia reflexión sobre el que supuestamente es el gran tema para los hombres: el tamaño del pene. A continuación algunas confesiones personales para empezar:

1. Tengo un tamaño de pene promedio según las estadísticas, es decir, no impresionaría a nadie por su magnitud ni he recibido quejas al respecto a lo largo de mi vida sexual.

2. La diferencia de tamaño entre mi pene en estado flácido y en estado de rección es, creo yo, bastante mayor al promedio general, es decir, tengo un pene pequeño en estado flácido pero que puede cuadruplicar su tamaño en erección. Mi hermano en cambio, tiene un pene que en estado flácido es mucho más grande que el mío pero creo que su erección no cuadruplicaría su tamaño (sería enorme en ese caso).

3. Muchas veces sentí inseguridad al mostrarme desnudo delante de hombres, sobre todo en vestidores o en otros lugares donde hay hombres desnudos. Eso me sucedía a menudo cuando estaba más joven. Ahora esa inseguridad ha desaparecido casi por completo. Casi.

4. Me he medido el pene muchas veces. Hace décadas que no lo hago pero sí lo hice antes.

5. Una vez Tita me confesó -cuando éramos novios- que su pareja anterior tenía el pene más grande que el mío. Me frustré horriblemente. Me enojé. Recuerdo que fue durante un viaje romántico fuera de la ciudad de México. Me costó trabajo recuperarme de la sorpresa. Eso fue como a los 23 años.

6. En esta etapa más cercana he tenido experiencias sexuales con mujeres que me han dicho que han tenido parejas con penes de mucho mayor tamaño que le mío pero ahora siento que eso no causa ningún efecto en mí. ¡Bendita información sobre sexualidad!

7. Cuando era joven soñaba con tener un paquete más grande y que se me notara por encima del pantalón para que la demás gente pudiera percibirlo. Incluso alguna vez llegué a probar ponerme un calcetín y otra vez un paliacate (pañuelo).

8. Mi pareja actual tiene un pene más grande que el mío cuando ambos se encuentran en estado flácido y yo lo tengo más grande que el de él cuando están ambos en erección.

9. Cuando empecé a tener relaciones con hombres me di cuenta que no tenía mucho sentido para mí que mi pareja tuviera un pene muy grande porque eso me dificultaría el sexo oral y también recibir penetración. Afortunadamente el pene de mi pareja no es muy grande.

10. El dildo que tengo en casa es un pene mucho más grande que el mío.

11. En la actualidad no fantaseo con tener un pene de mayor tamaño sino con un pene que cause mucho placer.

12. Mis testículos son mucho más pequeños que los de mi pareja. En realidad los de mi pareja son muy grandes.

13. He tenido sueños de castración muchas veces.

14. Creo que sí me sentiría mucho más seguro con mi cuerpo si tuviera un pene un poco más grande.

Bien, allí están algunos datos sobre mi manera de asociarme con mi pene, especialmente en relación con el tamaño que tiene. También podría describir su forma, sus sobrenombres, sus requerimientos para el placer, etc., sin embargo seguramente eso será tema de otros posts. Por ahora el asunto es el tamaño y mi percepción de ello.

Durante la adolescencia fue más o menos frustrante sentir que mi pene tenía un tamaño muy pequeño en estado flácido y durante mucho tiempo no supe que no existe una relación entre ese estado y el estado erguido. En esos años pensaba que mi pene era pequeño porque lo veía en estado de relajación y me parecía minúsculo. Creo que en ese sentido el iniciar mi vida sexual me dio la oportunidad de darme cuenta que podía disfrutar del sexo porque mi erección convertía a mi pene en uno como cualquier otro.

Las películas pornográficas tampoco me ayudaron mucho con relación a este tema. Invariablemente, los penes que vi en esas cintas y antes en las revistas de mis tíos eran vergas gigantescas, venosas, con enormes glandes que despedían chorros interminables de semen a la hora del orgasmo. No estoy en contra de la pornografía, para nada, pero creo que en ese aspecto tienen una clara y contundente influencia en la autopercepción negativa del cuerpo de un adolescente y no creo que eso sea bueno. Desde mi experiencia puedo decir que así fue. Mucho más tarde, cuando tuve mis primeros encuentros sexuales con hombres me pude dar cuenta cabalmente de que los penes en erección son mucho menores en tamaño que aquellos que había visto en las películas pornográficas y que hay de muchos tamaños, muchos colores, muchas formas y que cada uno se comporta de manera distinta. No es que yo tenga muchas experiencias con hombres distintos, pero algo sé.

Cuando Tita decidió que iba a empezar a usar dispositivo intrauterino para la cuestión del control natal, a mí me pareció buena idea porque así yo no tendría que usar condón, ya que éramos una pareja monogámica y no nos tendríamos que preocupar por ninguna otra cosa. Sin embargo, al poco tiempo el pequeño cable plástico que queda suelto dentro de la vagina empezó a lastimarme la cabeza del pene, particularmente en algunas posiciones. Era muy desagradable sentir esos picoteos en el glande mientras estaba haciendo el amor con ella y especialmente en momentos en que la pasión subía y yo quería penetrarla más profundamente. Después de algún tiempo opté por volver a usar condones para protegerme la cabeza del pene de las picoteadas que me daba ese cable que parecía una especie de hilo de vinyl grueso. A veces ella se quejaba de que en algunas posiciones yo la penetraba demasiado y eso le causaba dolor. Debo reconocer que a mí me daba un cierto gusto sentir que mi pene podía llegar tan profundo pero tampoco era muy divertido que de pronto ella parara la acción porque no se sentía a gusto, porque le estaba doliendo.

Años más tarde, con La Internauta Italiana las cosas eran distintas en ese sentido porque ella no tenía problemas para recibir la penetración. Fuera la posición que fuera, a ella no le dolía nunca y podíamos practicar cualquier posición y la cosa siempre funcionaba. Se volvió muy placentero sentir que podía introducir mi pene completamente sin causar molestias y sin tener que controlar las embestidas para no causar dolor.

Sé que hay algunas mujeres que sí prefieren un pene de dimensiones mayores que el promedio. Les gusta verlo, les gusta para el sexo oral y para las relaciones vaginales. No tanto para las relaciones anales. Sin embargo, afortunadamente, hasta ahora no he recibido quejas de mi pene. Claro que es difícil que una mujer que te ame te diga que tienes la verga muy chiquita para su gusto, porque seguramente con eso se arruinaría la relación, pero de cualquier manera creo que no importa tanto el tamaño del pene siempre y cuando sea un tamaño estándar. Lo que creo que sí importa es la técnica para usarlo.

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