miércoles, 16 de mayo de 2007

Fantasilandia


Me gusta mucho fantasear en el tema sexual. Creo que es una de las cosas lindas que tiene la vida. Recientemente he fantaseado con volver a hacer el amor con La Internauta Italiana o con la Francesa Investigadora. Cada una de esas fantasías son sesiones románticas donde estamos solos y hacemos el amor con mucha entrega y con mucha ternura.


También tengo fantasías un poco más locas. Me he imaginado estar metido en una habitación de algún hotel con una chava y con una pareja hetero y que hacemos algo como un ménage à quatre. Visualizo eso como estar boca arriba, con la chava montada encima de mí y en la otra cama la otra pareja haciendo exactamente lo mismo. En algún momento, alguno de los dos hombres dice "¿cambiamos?" y entonces hacemos intercambio de chavas, que ocupan la misma posición. Eso me parece de lo más excitante. Nunca lo he hecho pero sí me he imaginado muchas veces con quién lo haría y han sido muchas personas.


Otra forma en que visualizo ese mismo ménage à quatre es estar los cuatro en una misma cama y los dos hombres estar penetrando vaginalmente a las mujeres por detrás y ellas estando en cuatro patas. En algún momento los hombres nos miramos y, sin decir nada, cambiamos de posición y penetramos cada uno a la otra chava. Se me hace loquísimo pero super excitante. No tengo la menor idea si alguna vez me atrevería a hacerlo. Tal vez tendría que estar borracho o con un buen toque, de lo contrario no creo que lo haría. No creo que lo hiciera con alguna pareja, más bien con amigas o con amigas del otro chavo. También veo que no tengo algún amigo que sea así, medio pervert, como para que siquiera me lo proponga como broma. Creo que sería divertido si es que no hay involucramiento sentimental por alguna de las partes.


Sin embargo, creo que la fantasía más importante que tengo es aquella en la que, justo después de tener relaciones sexuales tal como las de arriba, los cuatro podemos descansar y levantarnos y hacer cualquier cosa completamente desnudos. Es decir, que después de esa relación sexual, el pudor por el desnudo haya desaparecido completamente. Creo que eso es una de las imágenes que más me puede dar placer con relación al cuerpo. Sentir esa libertad, sentir que estás en una situación de tal confianza con otros que puedes hasta hacer el amor delante de ellos y no pasa absolutamente nada, nadie se siente ofendido ni nadie se siente utilizado. Creo que esa sensación de acercamiento al sexo desde un punto de vista natural, es lo que más me erotiza.


En contraste, no soy muy afecto a imaginarme encuentros sexuales del tipo de un hombre muy macho. Me refiero a aquellos en los que el acto es tan violento que casi es una violación o en los que le digo groserías a alguien. De hecho, odio las groserías en el sexo, especialmente las que tienen que ver con ofensas dirigidas a la otra persona. Palabras como verga, culo, coger, mamar, etc. no me causan ningún problema y yo las digo de vez en cuando, pero ofensas a la otra persona, tanto recibirlas como que me pidan que las haga, son como un balde de agua fría en el sexo. Si alguien me dice alguna grosería puede llegar a arruinarme la sesión.


En uno de los primeros post decía que una de mis mayores fantasías es salir a media mañana de la oficina y encontrarme con alguien desconocido para tener sexo en un hotel y después bañarme y regresar a la oficina como si nada hubiera pasado. Esa es una de las fantasías más fijas que tengo y siempre que estoy fuera de la oficina -en horas de oficina- porque tengo que hacer algún trámite o algo por el estilo, pienso que eso me puede suceder y comienzo a sentir excitación sexual. Me daría miedo, ansiedad y no sé qué más, pero sé que también me atrae poderosamente la atención. De verdad me gustaría que me pasara algún día.


En el tema de los hombres, una fantasía recurrente es estar en un vapor, donde casi no se vea nada y que yo vea hacer el amor a dos chavos o tal vez yo sea uno de esos chavos que está haciendo el amor y que es visto por otros sin que ocurra nada más, es decir, sin que nadie más se acerque o se integre. Esa imagen de exhibicionista me atrae mucho, y eso que me encanta la desnudez pero no soy nada exhibicionista.
Al momento de escribir esto me estoy acordando de otras fantasías que he tenido a lo largo de la vida. Muchas se repiten en el tiempo, otras quizá hayan desaparecido el mismo día que las tuve. Las fantasías son para mí tan esenciales como el sexo. Seguramente no me podría masturbar si no fuera capaz de tener fantasías y muchas veces no podría llegar al orgasmo cuando estoy haciendo el amor con alguien si no echara mano de uno de esos recursos. Hace un tiempo leí una novela en la que una prostituta hablaba de que, a propósito de derechos de autor, habría que buscar una forma en la que pudiera cobrársele a los clientes los derechos de fantasear con ella después de haber prestado un servicio. El personaje consideraba que era justo que la gente pagara por ello porque se estaba usando una imagen que en esencia le pertenecía a ella, su cuerpo. Es absurdo el planteamiento, pero lo que plantea es esta necesidad del humano de recordar momentos gratos o de inventar eventos inexistentes para estimularse. Esa capacidad humana me fascina.

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